Sábado 31 de diciembre de 2025.
12 horas para el baile.
Sobre los pasillos se miraban a los estudiantes con sonrisas brillantes y miradas emocionantes, finalmente había llegado el final del año, el cierre de un ciclo y el comienzo de una nueva era, pese a ello, existía un sector de los alumnos que se resistían a continuar avanzando, el tiempo era un filo que abría poco a poco un destino catastrófico, la enfermería lucía más reluciente de lo normal, sobre sus apartados emanaba un aroma a limpieza, el suelo que ayer estaba repleto de sangre hoy se hallaba más limpio de lo usual, el grito y los lamentos que se encerraron ayer en las paredes, hoy se reemplazaban por risillas y cotilleos alegres, los doctores habían laborado hasta la madrugada para salvar la vida de Mariana.
La luz del sol se filtraba por la ventana de un costado, el aire recorría los rincones con frescura, el eco del electrocardiograma se encerraba en las paredes, sus párpados se despegaron con lentitud, encontró en su garganta un dolor punzocortante que le impidió hablar, le habían realizado un lavado de estómago y el grosor de la sonda le había dañado las cuerdas vocales, apretó los ojos para mejorar su visión y se incorporó en la camilla sintiendo que sus huesos estaban rotos, miró con perplejidad como en lugar de llevar puesto su conjunto táctico vestía una bata hospitalaria, como tenía una mascarilla de oxígeno que le enfriaba el rostro, como le dolía parpadear, respirar, tragar saliva.
—Hola.
Escuchó a un costado una dulce voz que la interrumpió, sedada, volteó para mirar a una señorita de cabello largo, tez blanca, sosteniendo una carpeta con documentos y vistiendo una bata clínica.
—Soy Alexa, estoy aquí porque me interesa conocer su bienestar emocional y mental, necesito que me responda unas preguntas para realizarle un diagnóstico psiquiátrico y que pueda salir de aquí con prontitud.
Mariana pareció no comprender sus palabras, puesto que no respondió y en su lugar la miró sin parpadear.
—¿Se siente sin ánimo, sin energía o cansada físicamente?
Mariana asintió con dificultad para mover la cabeza, Alexa realizó unas anotaciones.
—¿Tiene dificultades para mantener el sueño por la noche?
Asintió nuevamente con trabajo.
—¿Está usted más irritable de lo normal?
Alexa vio como Mariana se perdió en sus pensamientos y de sus ojos brotaron lágrimas que se escurrieron hasta caer en las sabanas de la camilla, entonces cambió la táctica.
—¿Qué es lo que más necesita en este preciso momento para sentirse plena?
Mariana movió la boca para hablar, pero solo gimió de dolor.
—Tome su tiempo. —Calmó Alexa.
Las lágrimas continuaron brotando de sus ojos, sin detenerse, intentando nuevamente hablar, gesticulando con dificultad.
—Erick. —Dijo con un gemido de esfuerzo y una raspadura.
—¿Quién es Erick?
No hubo respuesta.
—¿Dónde podemos encontrarlo? —Insistió la psiquiatra.
Mariana balbuceó con esfuerzo, pausó para respirar e intentar hablar nuevamente, Alexa frunció el ceño tratando descifrar su respuesta.
—646. —Gimió.
—
Erick abrió la puerta de su habitación para mirar parada al otro lado a Alexa con una sonrisa.
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Ander.
Mystery / Thriller¿Dinero, belleza, ambiciones? En esta academia lo que importa es el trabajo de tus padres y que tan preparado estás para enfrentarte a todos los peligros que corres.