Capítulo 55

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Desperté deliciosamente envuelta en unos cálidos brazos. Me removí un poco y el cuerpo junto a mí me apretó más. Abrí los ojos para orientarme. No estaba en casa, la habitación era completamente extraña para mí. Mi cuerpo se sentía agarrotado y necesitaba alivio.

Salí lentamente de los brazos de mi esposo para ir al baño. Dorian seguía dormido. Lo miré por un momento. Se veía hermoso, tan tranquilo, tan perfecto y tan mío. Me llené de euforia. Por fin podía decir que era mío.

Cuando Dorian me acorraló frente al ascensor y me dijo que me amaba ¡Dios! Fue el momento más feliz de mi vida. Mi esposo me amaba, quería seguir casado conmigo y tener una familia. No podría pedir nada más.

Y tu que querías irte antes de decirle que le amabas. ¿Ves que si te amaba mujer tonta? Te lo dije.

Reí.

Sí, me lo dijiste.

Nunca me haces caso, a ver si ahora empiezas a hacerlo. Yo siempre tengo la razón.

No siempre la tienes.

Fui al baño a aliviarme mientras reconocía que mi conciencia si tenía la razón. Lo que pasa es que soy terca y desconfiada. Creo que es hora de eso cambie.

Hago mis asuntos en el baño y me limpio un poco. Cuando salgo, sientiendome más fresca, envuelta en una bata de baño, mi esposo aún duerme y decido salir para pedir que suban mi equipaje.

Afuera esta oscuro. No tengo idea de la hora. Me extraña que mi móvil no haya sonado y empiezo a buscarlo.

Lo encuentro en el piso de la sala de estar, cerca de mi ropa mojada. El teléfono está apagado y mojado.

—¡Diablos! Yo y mi gran idea de caminar bajo la lluvia.—Estopee el móvil cuando salí corriendo fuera del hotel.

La canción dice que es bailar bajo la lluvia, no correr.

No empieces.

Yo no fui la mojo su teléfono.

Pero no dijiste nada tampoco señora omnisciente.

Tenía cosas más importantes, como hacerte entender en esa cabeza dura tuya que dejaras de huir y enfrentaras la realidad. No me culpes.

Un sonido proveniente de la habitación hace que deje de discutir con mi conciencia entrometida. El sonido termina abruptamente y escucho voz. Dorian se despertó.

Voy hacia el cuarto y lo encuentro en la cama, sentando y estrujando sus ojos. Habla a su móvil con voz ronca por el sueño y yme parece lo más sexy que he escuchado.

Muestra su torso desnudo, el resto de su cuerpo está cubierto por la sabana que le llega a las caderas. Debajo de ella esta igual de desnudo.

—Hola a ti también... si—Contesta a alguien en el móvil—Esta aquí—Dice y se aleja el teléfono de la oreja.

Se escuchan gritos y suspiro. Ya se quien esta al teléfono.

Me acerco y extiendo mi mano para que me lo pase, él lo hace.

—Andrea—Digo al teléfono.

—¡Artemis Stefanides eres una insensata!—Ese es el saludo de mi hermana—¡¿Cómo es posible que ni siquiera te dignaras a enviar un mensaje diciendo que llegaste bien?! ¡¿Tienes idea de la angustia que hemos pasado cuando te hemos llamado y tu móvil suena apagado?! Joshua tampoco contesta.

Hago una mueca. Entiendo que quizás esté preocupada, pero tampoco es para que me esté regañando.

—Andy...

Casada Con El Enemigo ©️ +18 CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora