Al fin ya nos iremos a casa. No quiero estar aquí ni un segundo más.
No podía estar más de acuerdo con mi conciencia. Han pasado tres semanas desde que me rescataron de la pesadilla que viví. Tres semanas hospitalizadas para monitor ear mi Salud y la de mi bebé. Todo el tiempo rodeada de mi familia.
Si fuera por mí, hace tiempo ya estaría en mi casa. Pero el doctor no me dejó viajar hasta asegurarse que fuera seguro y mis heridas más importantes sanaran. Obviamente respaldado por mi esposo y todo el clan familiar.
Debo confesar que, a pesar de sentirme abrumada por tantos cuidados, la insistencia de todos a que comiera y descansara ha tenido un buen efecto. Ya no me veo tan demacraday mi apetito se ha recuperado un poco. Ojalá pudiera decir lo mismo de mi sueño, pues dormir es la peor hora del día. Mi mente se niega a dejarse ir, o tal vez es mi cuerpo, no lo sé, quizás ambos, porque no puedo cerrar los ojos y dormir. El miedo a estar soñando es algo que no me deja y me mantiene alerta en todo momento. Soy inducida al sueño mediante medicamentos, en contra de mi voluntad y a pesar de mis protestas.
Yo sé que mi mente está dañada, que después de este horror, no volveré a ser como antes. No se si pueda superar esta experiencia algún día y vivir sin miedo a volver a ese lugar. Tengo temores que escondo, los guardo de todos. Ellos no entenderán, por más empatía que sientan hacia mí, ellos jamás entenderán, nunca han pasado por esto, no saben toda la verdad. Siempre pienso en por qué sucedió todo esto, como es que la ambición puede llevar a una persona a quitarle la vida a otro y lastimarlo, pero es un callejón sin salida. No tengo respuestas, en mi lógica no entra ese comportamiento tan cruel.
Solo personas desalmadas pueden cometer actos tan viles.
—Cariño, es hora. —Dorian se para en el humbral de la puerta informándose que ya saldremos.
Lo miro y le sonrío. Me siento aprehensiva, pero no quiero que lo vea. Odiaría quedarme aquí más tiempo. Necesito salir de New York y volver a casa.
—Ya estoy lista, —Contesto y agarro su mano.
—¿Estas bien? —Pregunfa buscando en mis ojos.
—Si, amor. Llévame a casa. —Digo.
Asintiendo nos guía fuera del baño y de la habitación. Solo estamos nosotros y mis madres. Los demás regresaron a Los Angeles. Ayer fue el funeral de Agatha. Lo retrasaron lo más que se pudo, para esperar mi recuperación, pero auqnue yo pudiera estar bien, no creo que fuera. Tengo muchos sentimientos encontrados.
—Gracias a Dios ya nos iremos a casa, hija. —Mi madre Adara aprieta mi mano libre y le sonrió. Ella y mami Beta son las que se quedaron para acompañarnos a casa. Se negaron a dejar a su hija sola.
Mi suegro y Oriana tuvieron que viajar hace unos días para preparar todo el velatorio. Camila los acompañó para no dejar sola a mi amiga. Mi padre Alexander estuvo acompañando a su mejor amigo en ese momento tan terrible y mi padre Jorge, fue con ellos. Dorian se negó a alejarse de mí. Nadie le sugirió que asistiera a darle el último adiós a su madre y él dejó en claro que no me dejaría sola. No pude estar más agradecida por eso.
Subimos a una suv negra, con los cristales polarizados y cuando el auto salió del aparcamiento la salida del hospital estaba atestada de periodistas, al ver el coche todos se acercaron y no dificultaron nuestra salida porque agentes del orden les impidieron el paso.
Al ver tantas cámaras y flashes disparados hacia nosotros, me tensé, no quería que nadie me tomara fotos y tanto jaleo disparó mis nervios. Dorian me acurrucó a su lado y yo cerré los ojos.
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Casada Con El Enemigo ©️ +18 Completa
AcakNo se porque demonios siento un tremecimiento en todo el cuerpo. Él no debería hacerme sentir así. ¡Demonios! No quiero sentirme así con él. Pero que va, la vida no es perfecta y aquí estoy; haciéndome gelatina en los brazos de un hombre al que det...