Capitulo 32

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      No paraba de asombrarme. En las dos horas que llevaba en la fundación, con Dorian, había aprendido todo lo que hacían allí.

Estaba fascinada.era más que caridad. Eran personas, voluntarias, que se esmeraban por ayudar a las personas, por hacer del mundo un lugar mejor, aunque sea para algunas personas.

Había conocido a casi todo el mundo. Dorian había preparado una reunión con todos los jefes de departamentos. Cada uno había explicado lo que hacían en la fundación.

—Quiero agradecerles a todos por su disponibilidad.—Dorian le agradecía a los reunidos en la sala de juntas.

Cada persona se despidió de nosotros y salieron sonrientes.

—Lo veré a la vuelta señor Zaba—Peter también se despidió.

Me sentí un poco triste al saber que ya nos marcharíamos. Estaba encantada por estar ahí, quería conocer más.

—¿Ya tienes que volver al trabajo?— le pregunté a Dorian. Entendía que tenía trabajo, pero no pude evitar pensar en pedirle que me dejara quedarme.

—No estes triste—Rió. No pude refutar, era cierto, no valía la pena mentir. Se veía en mi cara.—Iremos a almorzar.

Tan distraída estaba que ni me había dado cuenta de la hora. Mi estómago protestó en ese momento.

Caminados a un pintoresco restaurante que estaba muy cerca. Me pareció acogedor, rustico y nada muy sofisticado.

Nos sentaron en una mesa en una esquina. El restaurante no estaba abarrotado.

—¿Qué te ha parecido hasta ahora la fundación?—pregunto Dorian luego de hacer nuestros pedidos al camarero.

Su pregunta me hizo sonreír.

—Fascinante,—contesté con sinceridad— Es increíble todo lo que hacen ahí.

—Si, todos trabajan duro.

—También lo haces.—Le dije. Definitivamente tenía otro concepto de él.— Lo que más me agradó fue ver la Harmonía en la que todos trabajan.

—Es un gran equipo.—Reconoció—¿Qué piensas de integrarte al equipo?

Su pregunta me dejo ojiplatica y muy emocionada.

—¿Yo?

Soltó una risa profunda.

—Por supuesto. Te traje hoy para que viera como es todo. Si es como lo que tenías en mente, estaría encantado que te integraras. Sino, podemos arreglarlo.

Sus palabras hicieron que una calidez se posara en mi pecho. Dorian estaba buscando mi comodidad. No se estaba imponiendo, no se reía de mí, quería que me sintiera bien, que me sintiera útil.

—Yo, estaría muy honrada de estar en tu equipo.—le dije con emoción en mi voz.

—Perfecto.— Sonrió con todos sus dientes y me encantó.

Charlamos más relajados que nunca. La comida era deliciosa, el ambiente muy ameno y yo me relajé. En ningún momento me sentí nerviosa o tensa. Hasta bromeé con Dorian.

            

            

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Casada Con El Enemigo ©️ +18 CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora