Dos años después
—¡Mami! —Escuché a mi hijo llamarme y levanté la cabeza para verlo correr hacia mí.
—¡Ayúdame! Papi viene.
Llegó sin aliento hasta donde yo estaba y se escondió a detrás de la tumbona.
Dorian llegó unos minutos después.
—Disculpe, señora Zaba, ¿ha visto usted a un pequeño rufián vagando por aquí? —Preguntó mi esposo fingiendo que no veía a mi niño detrás.
—No se, señor, puede ser... —dije aguantando la risa y bromeando un poco, en ese momento Dorek se movió y Dorian fue hasta él.
—¡Te encontré! —Exclamó agarrándolo y levantándolo.
—¡No! —chilló Dorek riéndose. Escuchar la risa de mi hijo, de tres años, para mi era el mejor sonido del mundo.—¡No mas cosquillas papi!
Seguía riendo y alborotando mientras su padre no tenía compasión y le hacía más cosquillas.
—No griten tanto, van a despertar a... —No termine la oración porque Aretha, mi pequeña niña despertó gritando. —¡Dios! Ustedes dos no dejan dormir a la pobre niña.
—Me moví para cargar a mi hija que estaba acostada en su carreola, pero su papi llego antes.
—Ya despertó la princesa de papá. —dijo dándole un beso en la mejilla que hizo que ella dejara de llorar. Se sentó con ella en brazos, en la tumbona, a mi lado haciéndole arrumacos.
—Si, Ari, no llores, pequeña. Yo te cuido. —Mi hijo también beso y acarició la cabecita de su hermana. Dorek tenía casi tres años, pero el hombre de su hermana se le dificultaba para pronunciarlo y le decía Ari.
Esa niña ya tiene a esos dos envueltos en su pequeño dedo. La Niña de papá y la princesa de su hermano.
Si, a ellos y a sus abuelos.
Pobre chica, Dorek será igual de sobre protector con ella.
Estoy segura que así serán con ella. Sin embargo, no la dejaré sola contra esos rufianes.
Miré hacia el mar, que se desplegaba frente a mí. La brisa fresca besaba mi rostros y mi alma estaba llena de júbilo.
Era una mujer amada y plena. Mis hijos eran saludables, felices y con una familia que los adoraba. Pensar en cómo cambio mi vida y en todas las cosas que pase, a veces me trae lágrimas a mis ojos, pero la felicidad inmensa, que me arropa cada día, ahuyenta los demonios y los convierte en experiencias de vida que me fortalecen cada día que pasa.
Soy afortunada de tener una familia tan unida y amorosa.
Mis padres son felices, amando a sus nietos y viviendo su retiro en armonia. Mi hermana tiene un matrimonio feliz y está esperando su segundo hijo. Camila tiene a su pequeña Charlotte y por ahora no planea tener otro hijo, pero es una esposa maravillosa para Charly. Mi cuñada, Oriana es sumamente feliz, vive en Brazil con Tasha y sus dos hijos. Ahora está embarazada de su tercer hijo y el primero biológicamente de ellas. Mi suegro, ha encontrado el amor y ahora mismo se ha retirado para disfrutar la compañía de su pareja.
Tanta felicidad, tanto amor es lo que merecemos después de tanto dolor.
—Amor, ¿En que piensas? —Dorian me sacó de mi ensimismamiento. Tenía a Aretha en su regazo y Dorek jugaba en la arena a su lado.
—Solo recordando todo lo que hemos vivido. —Mis ojos se llenaron de lagrimas, pero no eran de tristeza, eran lagrimas de felicidad. Tenía una vida maravillosa, unos hijos hermosos y amorosos que llenaban mi vida de alegría y un esposo asombroso que se desvivía por mí y sus hijos. —Hemos pasado por malos momentos, y, aún así, nunca nos rendimos, seguimos adelante y henos aquí, en esta hermosa playa, disfrutando del sol y de nuestros hijos.
—Así es, mi amor. —se levantó y yo lo hice también, acercó sus húmedos labios a los míos y nos unimos en un beso lleno de amor. —Gracias, nena. Gracias por hacerme el hombre más feliz del mundo, por darme estos niños preciosos y por amarme cada día...Te amo.
Fue imposible retener las lagrimas ante semejante declaración. Dorian, era el mejor hombre que había conocido, era bondadoso, humilde, siempre estaba ayudando a otros y lo mejor de todo es que era un padre excelente, nuestros hijos eran pequeños, pero lo adoraban.
—Vamos al agua. —dijo caminando por la arena con Aretha, todavía, en brazos.
—Ven, Dorek vamos a mojarnos. —le dije a mi niño
—No me alcanzas mami. —Dijo a su vez y salió corriendo.
—Oh, claro que si. —Afirmé y corrí detrás de él, lo alcance muy rápido y lo levanté en mis brazos mientras él reía a carcajadas. Dorian nos alcanzó y juntos fuimos hasta la orilla.
—Te amo, mami. —Dijo mi pequeño rodeando mi cuello con sus bracitos y besando mi mejilla. Su voz era el mejor sonido del mundo.
—Mami te ama más, mi ángel, mucho más. —Lo abrace con fuerza, sin lastimarlo, y besé su frente.
—¡Dori!
Nos volvimos ante el sonido de una pequeña voz que llamó a mi hijo.
Mis sobrinas, Raimbow y Charlotte corrían hacia nosotros riendo y compitiendo do entre ambas. Detrás de ellas venían mi hermana y Camila. Mis padres hablando, seguramente de baloncesto y mis madres muy juntas sonriendo. Mi cuñado y Charly venían más atrás con lo que parecía una cesta muy grande.
Mi hijo hizo que lo dejara en la arena y corrió al encuentro de sus primas.
Todos dejaron las cosas cerca de las nuestras y se acercaron hasta nosotros.
La imagen de mi familia, sonriente y feliz, me llenó de una paz y felicidad inmensa. Estábamos juntos, en una isla grieta, pasando las vacaciones de verano. Solamente faltaba mi cuñada y su familia que llegarían en unos días y mi suegro y Corina, su prometida brasileña, que llegarían con ellas.
Envíe un agradecimiento al cielo por la oportunidad de verlos a todos juntos, de que mis hijos puedan crecer junto a sus primos y abuelos. Que mis padres están saludables y felices de estar rodeados de sus nietos. Por ver que mis hijos sean felicites y amarlos y cuidarlos cada día. Por el Amós y la felicidad que mi hermana, mi amiga y mi cuñada habían encontrado.
Pero sobre todo por ese hombre hermoso, terco, arrogante, maravilloso esposo, padre devoto , asalta balcones que me convenció de la locura de escaparnos a Las Vegas y casarnos para no perder la herencia.
Ese día hice algo por el amor de mi familia, pero nunca sospeché que lo estaba haciendo por mi propio amor y felicidad. No me arrepiento de nada, ni siquiera por las malas personas que conocí, volvería a hacer todo de nuevo sin dudar, solo por tener la dicha que tengo en este momento.
¿Quién se imaginaría que encontrarías tu final feliz casada con el Enemigo?
Si, mi final muy feliz.
ESTÁS LEYENDO
Casada Con El Enemigo ©️ +18 Completa
DiversosNo se porque demonios siento un tremecimiento en todo el cuerpo. Él no debería hacerme sentir así. ¡Demonios! No quiero sentirme así con él. Pero que va, la vida no es perfecta y aquí estoy; haciéndome gelatina en los brazos de un hombre al que det...