Capítulo 46

1.5K 81 14
                                    

Dorian sostuvo la silla para que me sentara y cuando lo hice no pude evitar una mueca de dolor. Hacerlo fue toda una tortura, me dolía toda mi zona intima: mis nalgas, se sexo, mi interior. Todas esas embestidas lentas, llenas de ternura, y otras salvajes, llenas de deseo me pasaron facturas.

Ah, pero mientras te taladraban nunca te quejaste. Mas bien, te gustaba. Recuerdo escuchar tus gritos.

Nunca dije que no me gustara o que no lo volvería a hacer.

Deja de quejarte.

No me quejo.

—¿Estas muy dolorida?—La pregunta de mi esposo interrumpió abruptamente la discusión con mi otro ser. Lo miré y asentí a su cara  de preocupación. Entonces lo próximo que dijo que me dejó estupefacta.—Lo siento, cariño, pero no puedo decirte que no esté feliz por eso.

—¿Q-Que dijiste?—La sorpresa no me dejó preguntar con normalidad. Esperaba por todos los medios que yo lo hubiese escuchado mal.

—Me enciende saber que cada vez que te sientes recordarás que he estado dentro de ti y te he poseído con deseo y pasión. Que eres solo Mía.—Esbosó una sonrisa de satisfacción.

—¡Dorian!—Exclamé escandalizada. Acabábamos de llegar, muy tarde, a almorzar con mis padres que, por suerte, estaban tan concentrados en sus onversaciones que no repararon en nosotros.Se me sonrojó la cara y sentí calor por todo el cuello. Me avergonzaba tener esa conversación tan cerca de mis progenitores, pero, al mismo tiempo, me encantó la posesión en sus palabras.—Eres un idiota.—Le dije fingiendo enojo cuando tomó su asiento a mi lado.

—No, Cielo, solo soy un hombre de feliz porque su mujer está satisfecha.

—Y machista—Repliqué.

Rió, llamando la atención de los demás en la mesa.

—Con una esposa como túes imposible no ser culpable.—Me regaló un casto beso que me despertó el deseo.

Luego del baño caliente, amos quedamos rendidos en la cama y apenas despertamos cuando mis padres llamaron para saber en que momento llegaríamos. Estaba tan cansada y con sueño, que mi mamá, al notarlo en mi pastosa voz, nos dijo que podríamos seguir descanso y que ya nos veríamos en casa cuando regresáramos, pero me sentí tan culpable que les aseguré que llegaríamos. Dorian se había despertado por mi voz y nos levantamos. Esta vez nos bañamos separados. No confiaba en mí misma o en mi esposo para salir a tiempo si nos bañábamos juntos.

Ahora no vengas a arrepentirte. Te dije que amablemente declinaras la oferta y te quedarás con tu delicioso esposo, pero no, la niña no me hizo caso.

No todo es sexo en la vida.

¡Uy si! La señora dice eso porque ya le quitaron las telarañas, pero a que antes no lo decías, ¿Eh?

Me quedé sin pensamientos. Me había ganado.

—Cariño, ¿Está todo bien?—Preguntó mami Beta.

—Si, mami. Todo esta bien.

—Muchachos, me alegra tanto verlos contentos. Que no se dejaran afectar por lo de anoche. ¿Cómo han pasado sus vacaciones? ¿creen que esta vez seremos abuelos?

—¡Mamá!—la pregunta de mi madre adra me avergonzó. ¿Hijos? ¡Dios querido! Eso no estaba en mi cabeza.

—No te aseguro nada, Adara, pero puedo prometerte que lo intentaré.

En ese punto mi boca formaba una perfecta O. Las palabras de Dorian eran tan descaradas y sorpresivas. Si hubiéramos estados con otras persona, quizás no habría sido tan vergonzoso, pero ¡eran mis padres! ¡Caramba! ¡Esas conversaciones no se tiene con los padres!

Casada Con El Enemigo ©️ +18 CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora