Capitulo 2

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Esa noche mis padres decidieron salir a cenar y yo no quise acompañarlos, primero para darle un tiempo a solas y segundo porque no tenía muchas ganas de salir. Camila me invitó al cine y decliné la sali.

Casi a las nueve de la noche, yo tumbada en el sofa, leyendo una novela romántica, la puerta del frente de la casa sonó. Con pereza me acerque a abrir. William estaba del otro lado de la puerta. Al verme sonrío y mi estómago se calentó. No pude decir nada porque se acero rápidamente a mí y devoro mi boca.

Al primer contacto de su lengua con la mia, el pesar por su silencio a mis mensajes y llamadas fue olvidado, reemplazado por un deseo profundo. Nos besamos con pasión y amor, me tomó en brazos y me llevo hasta mi habitación, depositándome en el suelo y besándome desde la cara hasta mi cuello.

Empezamos un juego de uno desviste al otro; me quitó la camiseta y yo se la quité a él; me quitó los vaqueros y yo se los quité a él, cuando terminamos estábamos en ropa interior y pude recorrer su cuerpo con la mirada; su torso fibroso, sus abdominales que tanto me encantan, sus oblicuos alucinantes, y su protuberancia dentro del bóxer deseoso de salir a jugar.

Me tumbó en la cama, se puso encima de mí e inició su recorrido desde mi cuello hacia abajo, quitó mi sujetador y besó mis pechos que reaccionaron a su tacto de inmediato; mis pezones se pusieron muy duros y a él le encantó, los besó, los mordisqueo, los acarició y siguió besándome hasta el ombligo, ahí hizo círculos con su lengua y yo loca de placer y gimiendo por las dulces sensaciones que sentía.

Después me quitó las bragas, me abrió las piernas con las manos y bajó hasta mi húmedo, excitado e impaciente sexo... ¡Dios! Que sensación.... William puede tener veintiséis años pero eso es solo en apariencia, porque en la cama parece un hombre de cuarenta años por toda la experiencia, entrega, y pasión que demuestra. Ni siquiera quiero imaginarme donde obtuvo todo ese conocimiento porque imaginármelo con otra persona me duele.

Mordisqueó mi núcleo y yo no pude parar el grito que salió de mi garganta: un grito lleno de deseo, lujuria y motivación... Me penetró con su lengua una y otra vez hasta que otro grito más sensual salió de mí, volviéndolo loco de deseo, entrando más y más su lengua hasta que no aguante y me deje ir al sentir un calor abrasador subir desde mis pies hasta mi cabeza. En ese momento sentí un enorme placer, un orgasmo que me dejó temblando y deseosa de más.

William no perdió tiempo y me embistió tan fuerte que en un momento pensé qué iba a romperme, me penetraba con lujuria, me miraba con deseo y eso me volvía loca, me abría para recibirle, mientras él seguía embistiendo.

    Jadeaba palabras sucias en mi odio y yo perdida en el placer, le rogaba que no se detuviera.

Un momento después me moví arrastrandolo conmigo y quedando encima de él, necesitaba tener el control, movía mis caderas de delante hacia atrás, de arriba hacia abajo, sacando de su garganta un gemido de extasis que me impulsó a ir más deprisa; llevándonos juntos a la cima del climax más exquisito.

Agotados yo encima de él me abrazó fuerte y me besó la cabeza, me encantaban sus mimos después de hacer el amor, era muy atento.

—Te amo con locura—susurré

—Lo sé—contestó. Su respuesta me hizo sentir extraña.

Moví mi cara cerca de la suya y lo besé, quise profundar el beso pero en algún lugar de la habitación su teléfono móvil empezó a soñar y él se separó de mi y se levantó a tomarlo.

—Tengo que irme—dijo, después de leer el mensaje que seguramente le habían enviado.

Buscó su ropa y comenzó a cambiarse nuevamente.

Casada Con El Enemigo ©️ +18 CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora