Capítulo 25

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       —Artemis..

       —No Andrea—la corté.

       —Escúchame.

       —No quiero escucharte. Ya lo decidí.—Mi hermana caminaba detrás de mi mientras yo iba a la cocina.

       —Pero no sabes lo que estás haciendo.

      
       Sus palabras me enfurecieron tanto que me paré de golpe y volví hacia ella con enojo en mi rostro. Casi hago que su enorme barriga se choque conmigo.

       —¡Basta! ¡¿Cómo diablos no sabré yo lo que estoy haciendo, Andrea?!  ¡Es lo que quiero y se acaba el tema!

       —Artie, la chica no tiene referencias, tampoco mucha experiencia.

       —¿Y eso que? No voy a contratar a ninguna de esas muñecas que tú tanto defiendes. No las veo lavando los inodoros, ¿Tu las ves fregando los platos?—pregunté.

     —Artemis tiene un punto Andy, yo tampoco las veo. Mas bien, las imagino horrorizadas.—Camila estaba de acuerdo conmigo.

     —Realmente ellas no harán esas cosas. Pero tiene experiencia dirigiendo casas. Ellas saben como es el manejo de una mansión como esta. Te ayudarán a ser la perfecta anfitriona Artemis. No las discrimines por que les gusta verse bien.

       ¿Quién es esta mujer y donde esta mi hermana?

       —Andrea, por favor, detente. No me interesa tener a alguien que solo de ordenes en mi casa. Yo puedo hacer eso.—le di una mirada dura—Ya no soy tan ignorante como antes, se todo lo que hay que saber para manejar cenas de gala y esas cosas.

       —Si, pero no es lo...

       —¡Deja de insultarme! ¡Esta en mi casa y yo haré todo lo que quiera en ella! ¡Si no quiero a una de esas muejeres, no la tengo y punto!—estaba gritándole a mi hermana pero no me importaba nada. Estaba dolida y enojada.

¿No se daba cuenta Andrea que me estaba lastimando? Haciéndome sentir inferior e inútil.

 
       Su cara se arrugo y pensé que iba a llorar. Se me apretó el corazón, le había gritado a mi hermana embarazada. Pero Dios sabía que ella me había sacado de quicio.

       Demasiado Embarazilla para yo poder manejarla.

       Un silencio sepulcral cayó en la cocina, ninguna dijo nada, todas sorprendidas, enojadas o dolidas por la situación. Así nos encontró Dorian cuando entró.

       —Hola—Saludó sonriente y todas lo miramos con caras largas—¿Qué pasa?—preguntó acercándose a mí—¿Artemis?

Respiré profundamente para calmarme y no decirle que se fuera a la mierda. Todo esto era su culpa. Si el hubiese hablado conmigo antes de ir a hablar con Andrea no estaríamos discutiendo aquí, pero no, el señor tuvo que inmiscuir a otras personas y hacerme más inútil.

—Nada—contesté de malos modos.

—Nosotras ya nos vamos, ¿Verdad ,Andrea?—Camila tuvo halar el brazo de Andy para que no le dijera nada a Dorian—Es algo tarde, tú debes llegar a casa con tu esposo y descansar la espalda, y Artemis y Dorian necesitan su privacidad.

—No tienen que irse porque llegué. Pueden continuar con sus asuntos, yo quise salir antes de la oficina, no es tan tarde.

—Camila tiene razón Dorian. Andy necesita descansar su espalda y sus pies. Estará más cómoda en su casa—la última parte la dije mirando directamente a mi hermana. Ya no estaba de humor para lidiar con ella.

Casada Con El Enemigo ©️ +18 CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora