Capitulo 22

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—¡Artie!—Camila la alborotadora estaba en la entrada principal agitando su mano. Me separé de Dorian y pasé frente suyo.—¡Ya está aquí!—volvió a gritar y desapareció dentro de la casa.

    Inspiré profundamente llenando mis pulmones de aire, lo solté lentamente mientras caminaba. Sentía a mi querido esposo detrás de mio.

    Al traspasar la puerta de entrada vi muchas caras. No solo estaba mi familia y mi nueva familia política, en la habitación debían haber unas quince a veinte personas, amigos y no tan amigos estaban presentes. Realmente no pensé que mi madre invitara a nadie más fuera de la familia ¡Diablos! No me preparé para eso, pensé que solo tendría que lidiar con una hermana y una amiga cotilla, más personas estaban fuera de mi alcance.

    —¡Al fin llegan!— exclamó alguien.

    No supe quien. Estaba totalmente parada sin saber que hacer o decir. Nunca me gustó ser el centro de atención y tantas miradas puestas en mí, era más de lo que podía.

    Gracias a Dios o no se a quien, Dorian tocó mi mano y yo sentí que era mi salvavidas.

    —Sonríe y respira—susurró en mi oído.

    —¡Artie!—mi loca y barrigona hermana casi corrió hacia mí, casi porque su barriga no la dejaba.— ¡No puedo creer que hayas hecho eso sin mí! Soy tu hermana ¡Tu hermana gemela, por Dios! ¡Eso no se hace!— solo miraba a Andy gritar sus barbaridades.

    Camila también se unió a ella y ambas me recriminaban haverlas dejado fuera. Podía sentir el dolor de cabeza construyéndose desde mi cerebelo. Si todos iban a empezar con sus regaños, una fuerte migraña me esperaba.

    — ¡Chicas, alto!—mi madre se hizo escuchar—suficiente. Déjenla respirar.—Cami y Andy, resoplaron y dándome una mirada que prometía un interrogatorio tortuoso más tarde, se alejaron.—Cariño—mi madre me abrazó y yo la abracé con fuerza. Inhalé el rico aroma que desprendía su cabello y me sentí mejor—¿Estás bien?—Preguntó inspeccionándome de arriba a bajo. Asentí con la cabeza y le sonreí—Me alegro porque estás en algunos problemas jovencita, ¿Cómo es eso de irte a casar y ni siquiera informarle a tu familia?.

    —Mamá...—empecé, no sabía que decirle, pero fui interrumpida por mi flamante marido.

    —Esa es mi culpa Adara, yo la convencí de hacerlo—Me miró— ya la quería toda para mí y no estaba dispuesto a esperar meses por una enorme boda que estoy seguro tú y mi madre querrían. Tu hija es una hermosa y maravillosa mujer— su mirada siempre fija en mis ojos cuando decía eso—Espero puedas perdonar mi premura, así es el amor—le dedicó una sonrisa escandiladora y mi madre cayó.

    —¡Ay! Dorian, ven aquí, ya eres un hijo más—mamá lo abrazó con cariño—Entiendo cómo es el amor, no obstante si nos hubieran expresado su deseo de algo rápido e íntimo, estoy segura que tu madre y yo no habríamos tenido problemas. Debes entender que no todos los días nuestros hijos crecen y se casan.

    Los ánimos se calmaron, al menos los interrogatorios, los demás vinieron a felicitarnos. Mis suegros lo hicieron, la sonrisa inteligente de Adrián, me recordaba a unos de los tiburones que salen en una película infantil. Mi suegra, forzó su sonrisa de dientes blancos, obviamente me desaprobaba, no me importaba, yo tampoco la soportaba.

    Mi padre fue otro cantar. Su cara no reflejaba felicidad, al contrario, me miraba con tristeza y a Dorian con furia. Yo sabía porque estaba así y me dolió un poco.

    —Papá, ¿No me felicitarás?—le pregunté al acercarme a él.

    —Estoy un poco sorprendido aún... pero claro que lo haré cariño.—su abrazo fue rígido y su felicitación fue más falsa que la sonrisa de mi suegra. También, noté que el apretón de manos y el abrazo a Dorian fue un poco fuerte.

Casada Con El Enemigo ©️ +18 CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora