—Despierta, Artemis—Escuché a los lejos.—Vamos cariño, se hace tarde despierta—sentí unos labios fríos en mi cuello y luego abrí los ojos lentamente.
Estaba acostada en algo y Dorian estaba parado frente a mí con un baso de algún zumo en la mano.
—¿Que pasa?— pregunté sentándome. Estaba acostada en una especie de sillón cama, dos Filis de asientos detrás de donde recordaba estar al despegue y donde la azafata quería que Dorian le diera membresia en el Mile-High Club.
Me ardió el estómago por los celos y me enojé.
—Te traje esto—me tendió el vaso, que miré con molestia. Seguro lo había preparado la tipa esa— Es zumo de naranja, tómatelo y cámbiate aterrizamos pronto.—Dejo el caso a una mesita. Auxiliar que se levantaba a mi lado y volvió a donde sea que estaba.
Estaba vestido de manera casual y observé su apretado trasero en los pantalones chinos. Me gustaba su culo, lástima que no fuera el caso con el resto de él.
¿No habíamos quedado en dejar las mentiras?
Cállate, no estoy de humor.
¿Dejarás que una simple sonrisa te haga miserable?
Para hacerme miserable, primero tendría que importarme, lo cual no hace.
Si claro.
Así es.
Como digas chica.
Sacudí la cabeza e ignoré a mi conciencia.
Me tomé el zumo, estaba frío y muy bueno. Mi seca garganta lo agradeció. Luego me levanté y fui al baño. Mi maleta de mano estaba en el espacioso lavabo. Me gustaba que el baño fuera grande y tuviera ducha. Hacerme presentable luego de un vuelo tan largo era magnífico. También fue muy bueno que durmiera durante todo el vuelo.
Me duché, me puse un vestido Armani de coctel color verde con mangas pequeñas y falda suelta, unas sandalias negras y me solté el pelo.
Salí del baño más presentable y sintiéndome muy bien. Volví a mi asiento y me preparé para aterrizar. Todo sin darle una mirada a mi esposo que están sentado con su portátil en el lado contrario a mí.
Aterrizamos y mi humor mejoró. Ya no vería a la señorita sonrisas.
Nunca me di cuenta donde estábamos hasta que me subí al coche y mientras transitábamos la vi erguirse en el camino, La Torre Eiffel, gigante y más bonita que en las revistas.
Mientras nos acercábamos, más grande e intimidante se hacía . Me fascinaba su arquitectura y majestuosidad. Absorta en la belleza de esa maravilla, nunca repare en que el auto se había detenido y que Dorian había salido y estaba parado fuera tendiéndome su mano para que saliera. Estábamos Justo debajo De la Torre.
Caminamos por la plaza repleta de transeúntes, sorteándolos. No sabía hacia donde nos dirigíamos, pero me dejé hacer. Dorian sabría hacia donde nos llevaba.
Tomamos un ascensor hacia la torre y me emocione. El viaje pareció interminable y cuando al fin nos detuvimos y bajamos, un hombre de casi la mitad de la traintena nos esperaba.
—Bonjour—Nos saludó.—Un placer volver a verlo señor, nos tenía abandonados—Le estrechó la mano a Dorian.
—Cariño, este es Jean Paul el manager del restaurante. Paul, esta es mi esposa Artemis.
El único restaurante que yo sabía que estaba en la torre era Le Jules Verne.
Contuve mi entusiasmo.
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Casada Con El Enemigo ©️ +18 Completa
DiversosNo se porque demonios siento un tremecimiento en todo el cuerpo. Él no debería hacerme sentir así. ¡Demonios! No quiero sentirme así con él. Pero que va, la vida no es perfecta y aquí estoy; haciéndome gelatina en los brazos de un hombre al que det...