Capitulo 3

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Casi al final, cuando muchos se habían ido, William hizo acto de presencia. Caminó hacia mí con una caja pequeña en la mano, ajeno a las miradas enfadadas que estaban sobre él. Mis padres fueron los primeros el negar con la cabeza, sorprendiéndome su actitud hacia mi novio. Ellos siempre se llevaron bien.

—Feliz cumpleaños bebé—dijo y me abrazo. Sus labios tocaron los míos y toda mi incomodidad se disipó. Mi tristeza, se largo y la felicidad inundó mi cuerpo.

—Gracias mi amor—le agradecí y volví a abrazarlo, llenando mis pulmones con su perfume.

—Llegas tarde—le recrimina Camila que se ha cercado a nosotros. La miro mal.

—No empieces a joder Camila—le sisea su hermano.

—Es el cumpleaños de tu novia. Mira la hora que llegas Willy, casi al final.

—Camila, ya, déjalo—le digo para que deje de molestar y nos deje solos.

—Cállate —le espeta a su hermana y luego me mira—bebé estaba en el trabajo. Uno de mis compañeros se enfermó y tuve trabajar horas extras. Sabes que necesito el dinero, no pude negarme—me explica con sus ojos fijos en los míos.

—Tranquilo mi amor, lo sé—toco u mejilla con mi Palma—lo importante es que ya estás aquí—le sonrío.

        Los padres de mi amiga conocieron a William y yo me quedé junto a él la siguiente hora hasta que me dijo que se iría porque estaba cansado y tenía mucho sueño, ademas tendría que trabajar al día siguiente muy temprano. Lo entendí y se lo hice saber, pero odie que se tuviera que ir. No habíamos pasado mucho tiempo juntos, al menos ya no quedaba casi nadie, solo mi amiga y sus padres, los míos y Camila.

           Nos sentamos en sillas a charlar y entre platica me enteré que mis padres trabajaron en casa de los Stefanides, de ahí a que mi madre saludara a la señora Adara con tanta efusividad y no se despegaran en toda la noche. Trabajaron para ellos durante casi diez años y que cuando mi madre estaba de parto para yo nacer, la señora Adara también y las dos fueron llevadas al mismo hospital.

Andrea y yo no solo nacimos el mismo día, sino en el mismo hospital. Y llevo mi nombre por qué Adara le contaba historias sobre la mitología griega a mí madre y ella se enamoró del nombre de la diosa de la caza Artemisa. ¡Alucinante!

    A las dos de la madrugada, la familia Stefanides decidió dar por terminada la noche y se despidieron de nosotros.

—Artie, la he pasado de maravilla— me dijo Andy con una hermosa sonrisa en su cara
—No sabes lo feliz que me ponen tus palabras. Yo también disfruté celebrar nuestro cumpleaños juntas—contesté.

    Sus padres también hacen lo propio y se despiden de los míos, mi madre y la señora Adara; prometiendo juntarse una tarde para recordar viejos tiempos.

Estaba cansada y decidí limpiar y abrir los regalos después, solo quería un baño y la cama. Me dolían un poco los pies.

Un baño rápido, pijama y mi cama me recibió calentita y cómodo. Pensé que caería muerta de sueño pero mi cerebro tenía otros planes, como darle vueltas al comportamiento de mi novio. Se supone que a esta hora debería estar en brazos del hombre que amo pero no, acá estoy acostada sola. Entiendo que esté cansado de tanto trabajar pero pudo haber hecho un esfuerzo por quedarse un rato. Yo en su lugar lo habría hecho sin dudar.

Harta de pensar tanto, sin nada de sueño, veo todas las bolsas de regalos esparcidas por el suelo de mi habitación, mis padres se empeñaron en traerlos, y decido abrir algunos hasta que el sueño me llegue. El primero en abrir fue el de los señores Stefanides. Fue una lástima arruinar ese hermoso papel y la perfecta envoltura pero tenía mucha curiosidad por saber que me había regalado.

Casada Con El Enemigo ©️ +18 CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora