Capítulo 68

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Las damas, no invitadas, pusieron su cara de fingida alegría e hicieron su introducción como dos reinas, según ellas. Saludaron y exclamaron de satisfacción a los presentes.


Mi suegra abrazó y besó la mejilla de mi esposo y le dio las felicitaciones por su cumpleaños, también, le entregó un paquete envuelto en un hermoso papel de seda. Dorian correspondió a su madre y le pidió a Laurel, que estaba cerca, que pusiera el regalo con los demás.

—Artemis, —Dijo Agatha en mi dirección. —Estás divina.

Sus palabras no podían ser más falsas.

Cuidado con su veneno.

Le sonreí en respuesta, si ella era hipócrita, yo también podía serlo.


—¡Dorian! Feliz cumpleaños cariño. —Leticia saludó de manera muy efusiva a mi esposo. Lo abrazó y le dio un beso, para mí gusto, demasiado cerca de la comisura de sus labios. —¡Ábrelo! Estoy segura que te encantará.—Chilló con su empalagosa voz dándole una cosa envuelta en papel de seda masculino.

Los celos hervían a fuego muy alto en mi estómago y lo único que deseaba era agarrarla de los pelos y madrearla para que dejara de estar de buscona con mi esposo.

Yo te apoyo.


No armaba tanto revuelo porque mis padres estaban presentes, si hacía una escena estoy segura que volverían las sospechas, ya erradicadas, que tenia mi padre y no quería eso, también, porque Dorian estaba visiblemente incómodo con la proximidad de su ex.

—Gracias, Leticia—Le agradeció quitando las manos femeninas que estaban en en sus hombros. —Lo abriré en su momento con todos los demás.

Obviamente no era la respuesta que ella esperaba, pues hizo un pequeño puchero.

—Vamos, Cariño, has una excepción con este, créeme que estarás fascinado.

La desfachatez de esta mujer me dejaba sorprendida. Esperaba que mi familia no notara que ella estaba coqueteándole a mi esposo.

—Lety tiene razón hijo, ya verás su regalo no te decepcionará. —Secundó Agatha.

Esta vieja es una total perra.

Si, algo se traen ella y Lety entre manos y no me gusta nada.

No hay que ser un químico espacial para saber que esas dos solo quieren traer problemas para ti y para Dorian.

Así es, pero están locas si creen que lo permitiré.

No lo haremos.

—Bueno, ya, dame esto. —Andrea, que estaba junto a mí esposo, le quitó la cosa a Dorian de las manos. —Michelle, por favor, pon esto con los demás. —Su ayudante con una sonrisa traviesa lo hizo.

—Pero...—La resbalosa iba a protestar, sin embargo, mi hermana no estaba por dejarse.


—Leticia, querida, antes de que llegaras, —Lo dijo haciendo énfasis en la última palabra y mirándola de forma significativa. —Nosotros estábamos listos para comer, no nos retrasemos más que estoy hambrienta. Menos charla y más comida.

Con el ultimátum de Andrea ella hizo silencio y los demás se acomodaron. Mi hermana era increíble y yo estaba muy orgullosa de ella.

Me moví a sentarme a mi lugar, pues mi silla quedaba del lado contrario a donde estaba parada con Dorian, pero Leticia se me adelantó.

Me harté. Ya habían arruinado el buen momento que teníamos. Mi suegra había incomodado a mi cuñada y a su novia, por mirarlas con asco e ignorarlas y la rubia quita maridos había pasado olímpicamente de mí, besuqueado a mi esposo y ahora no se despegaba de él. Estaba bueno ya.

Casada Con El Enemigo ©️ +18 CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora