Casada Con El Enemigo ©️ +18 Completa

Capítulo 24

        Un ruido de alarma me saca de la inconsciencia  del sueño en el que estaba sumergida. Abrí los ojos de golpe y mi corazón se saltó un latido. Me senté en la cama de repente y tardé varios segundos en orientarme mientras el ruido infernal seguía machacando mi cabeza.

       Miré alrededor y pude reconocer que me encontraba en casa. Casa... la casa que comparto con mi esposo Dorian. ¡Que maldita locura!

       Hablando de esposo, estoy sola en la cama y no hay rastros de Dorian.

       Presto atención y el ruido proviene de mi lado de la cama. Exactamente mi teléfono móvil. Lo alcanzo y veo que en la pantalla sale el nombre de mi hermana. Lo extraño de todo es que el tono de llamada parece más de una alarma de peligro de película suspenso, en vez del tono suave que tenía la llamada de Andy.

       —Hol....—Ni siquiera puedo terminar de hablar cuando soy sorprendida.

       —¡Al fin contestas! Mueve ese trasero peresozo y dile a tu gorilla que me abra o puedo parir aquí.

       Mi hermana es fabulosa, encantadora cuando quiere y la señorita dramática del universo. Pongo mi vista hacia el techo y suspiro.

       —Buenos días querida her....

       —Ningún bueno días, ya es medio día. Hace calor ¡Avanza y abre!

       —¡Andrea por favor! Relájate. No se donde estás ni nada.

       —Estoy en la entrada a tu mansión de la colina, pero King Kong no quiere dejarme pasar.—Entiendo un poco la situación. Imagino que hay alguien en la entrada de la propiedad y que no deja pasar a mi hermana. Por lo que dice debe ser muy grande. Me rio un poco sin poder evitarlo. Andy debe estar frustrada.—¡Deja de reírte! Esto es serio. Si mi hija nace aquí será tu culpa.

       ¿Como puedo ser hermana de una mujer tan berrinchuda?

       —Andy, respira profundo. Ni siquiera se de quien me hablas. Pero anda y pásamelo.—ella sigue refunfuñando y luego le pasa el teléfono a la persona que está ahí.

       —¿Hola, señora Zaba?—pregunta una voz grave al auricular.

        Señora Zaba... ¡Santo cielos!

         Me aclaro la garganta.

         —Em.. si. Esa mujer súper embarazada y hormonal es mi hermana. Si no la dejas entrar se volverá más loca y... bueno no queremos que eso pase.

        —Por supuesto señora Zaba. Disculpe, ya la hago pasar.

        —¡Al fin!—gritó mi loca hermana.

       —Te veo acá —le dije y rápidamente terminé la llamada.

        Volví a recostarme en la cama y tanta suavidad me llamaba a volver a dormir, pero si yo volvía a tener a Andrea chillando en mi oído iba a empezar a gritar. Por eso perezososamente Sali de la cama y fui tambaleándome al cuarto de baño a lavar mi cara y sacarme el sueño de los ojos.

  A penas había secado mi cara cuando escuché que gritaban mi nombre con unos pulmones dignos de un soprano. Salí de la habitación y bajé corriendo las escaleras.

Había ruido proveniente de la inmensa cocina y lo seguí.

Andrea y Camila estaban sacando cosas de unas bolsas de papel y hablaban entre ellas.

       —Si no trajeron café, pueden irse—fue mi saludo.

       —¿Esa es la manera de saludar? Estoy segura que a mamá no le gustaría escuchar que estás siendo grosera con tu visita.