Capitulo 10

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Con mis madres y andy nos adentramos a la fiesta. Los camareros con bandejas llenas de copas y bocadillos iban y venían. Había alrededor de doscientas o trescientas personas. Todos figuras importantes de todo el mundo. Yo solo conocía a cincuenta o menos. Casi nunca iba a las cenas o fiestas a las que me invitaban.

Miré a mi alrededor y debo decir que mi madre tenía razón. La carpa parecía otra: de las esquinas salían telas color champán que se unían al centro con una araña de cristales Swarovski; las mesas tenían cristalería italiana y arreglos altos y elegantes. Al fondo un pequeño escenario con un cuarteto de cuerdas para amenizar. Las mesas estaban distribuidas en los laterales, dejando un pasillo hasta la pista de baile y el escenario.

Seguí a mi madre y a mi hermana, pasando por las mesas y saludando a las personas que se nos acercaban. Haciendo lo mismo que andy cuando nos felicitaban. Le daba dos besos y les agradecía su presencia.

Veinte minutos después, no nos habíamos sentado. Perdí la cuenta de a cuantas personas había besado y me sentía abrumada. En varias ocasiones me quedé muda al estar frente a ídolos televisivos y de música de mi adolescencia sin saber que decir. Ni en mis sueños más locos pensé nunca conocer a Beyoncé y mucho menos que estuviera en mi fiesta. Es amiga de Camila, no pregunten como pasó eso que no tengo idea, pero ellas se llevan súper bien.

—¡Artemis! ¡Que hermosa estás!—Oriana me saludo con su jovialidad de siempre—Amo tu vestido.

—¡Ori! ¡Viniste!—la abracé con gusto.

Orina es una de mis amigas. Una mujer agradable y muy griega. Es hija del socio de mi padre. Desde que nos conocimos nos hemos llevado de maravilla.

—No me perdería esta fiesta por nada del mundo. Estaba loca por ver tu actuación esta noche.

—Ni lo menciones. Ya estoy loca por salir corriendo. Mucha gente aquí.—dije mirando alrededor de nosotras.

Mi amiga rió.

—Tranquila. Lo estás haciendo bien—ella sabe de mi pavor a estar rodeada de tanta gente importante. Siempre estoy con la tensión de no decir o hacer algo que avergüence más a mi familia. Bastante tuvieron con el escándalo de mi pérdida. —Tomate una de estas para que entres en calor y relájate—me pasó una copa de la bandeja de un camarero cercano y tomó otra para ella—Salud.

Brindamos y trague el líquido frío que hizo maravillas en mi caliente estómago.

Fui arrastrada por Oriana hacia una mesa donde había un grupo de chicas que la pasaban bien.

—¡Artie!—exclamaron a coro y yo les sonreí.

Eran mis amiga. Las chicas que conocí al mudarme a Los Angeles. Me reí de su entusiasmo y mire alrededor buscando a Andy, mi hermana se enojaría si las escuchara diciéndome así. Es muy celosa con el diminutivo de mi nombre. Cuando en la familia me dicen así ella sale a pelear defendiendo sus derechos de autora. Dice que eso es algo sagrado entre hermanas.

—¡Chicas!—les devolví al grupo.

Fui abrazada, felicitada y alabada por mi ropa. Ningunas de ellas se quedaba atrás con su atuendo. Todas tenías prendas selectas y costosas.

A pesar de ser de clase social alta, Sam, Marcel, Oriana y Kristina eran un amor. Simpáticas, alocadas y amantes del desmadre. Me divierto a muchísimo con ellas.

   
Después de un rato chachareando con las chicas, recorrí mi mirada en la multitud en busca de mi familia. Mis padres ocupados hablando con algunas personas. Mami Beta y papa estaban riendo con un japonés o chino, ya ni se de que país, amigo de mi padre Alexander. De andy no había ni señas y yo estaba cómoda donde me encontraba.

Casada Con El Enemigo ©️ +18 CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora