Capítulo 40

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—Artemis, tenemos que hablar.—Las palabras de Dorian me sacaron de mis cavilaciones.

Y una Mierda. No tenemos nada de que hablar. Obviamente no le dije eso, solo me quedé en silencio y el prosiguió.

—¿Está todo bien?—hizo la pregunta sentándose al pie de la cama. El olor a jabón, que desprendía su cuerpo, llegó hasta mi nariz y casi me derretí.

Todo de este hombre me afectaba.

—Claro—carraspee.—Me duele la cabeza.

—Hablo de nosotros. ¿Hice o dije algo que te molestara?

Su pregunta me tomo de sorpresa.

Quise gritarle que si, que me había lastimado con su comportamiento mujeriego y que yo era una idiota por creer que él era diferente a los otros hombres ricos que conocía.

—¿Qué te hace creer que algo pasó?

Suspiró.

—Te enojaste apenas llegamos. No has salido de tu habitación y me has evitado. Ni siquiera quisiste que durmiera aquí.

—Dorian, estoy cansada y con migraña. El viaje fue muy largo. Además, no tenemos por qué fingir aquí. No hay nadie por quien tengamos que aparentar ser lo que no somos.—Esas palabras las decía más para convencerme yo, que para él.

Algo pasó por su rostro cuando le dije esas cosas. No puedo definir que fue, pero fugazmente lo vi en sus ojos y en su ceño.

—Pensé que nos estábamos llevando bien.—Dijo.

—Lo hacemos, pero en estos días podemos tener nuestra propia privacidad sin agobiarnos. Descansar, ya que mañana es la boda.—Como me dolía decir todo eso. Le estaba haciendo creer que nuestro tiempo juntos era solo una actuación.

Estás cavando tu propia tumba.

Yo lo sabía, sabía que estaba jodiendo cualquier oportunidad que tuviera de volver a pasar tiempo de calidad con Dorian. Pero tengo un orgullo que es el que está hablando por mí. No puedo permitir que Dorian sepa que siento cosas por él, cuando él nunca lo sentirá por mí.

Se quedó en silencio por un rato, solo mirándome con una expresión inteligible. Me sentía empequeñecer bajo sus ojos y me maldije y lo maldije en silencio por alterarme de es manera.

—Me parece estupendo—Sonrió de repente—Tienes toda la razón. También necesito un descanso.—Se levantó de la cama—Saldré a dar un vuelta. Que te mejores—Salió de la agitación sin mirar  atrás.

Cuando la puerta se cerró, dejé salir mis lágrimas. ¡Ni siquiera intento hacerme cambiar de idea! Yo no le importaba nada. Hasta dijo que estaba cansado de mí. Yo era un incordio en su vida. ¿Salir a dar una vuelta? ¿Habrá llamado a la pelirroja para que se encuentre con él aquí?

Lloré y mi corazón se rompió.

No lo culpes, tú empezaste.

¡No lo defiendas! ¡Es una bastardo egoísta!

Y tú eres una idiota. Un poco de tu propia medicina. Cosechas lo que siembras, niña.

Ignoré a mi conciencia. Ella tenía razón. Yo empecé, pero esperé que Dorian me dijera lo contrario.

Esperaste que se arrodillara, te jurara amor eterno y cabalgaran hacia el atardecer.

Me acurruqué y seguí llorando. Era mi culpa. Y ya no sabía como arreglarlo.

Casada Con El Enemigo ©️ +18 CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora