Dos horas más tarde ya había aterrizado en Los Angeles.
—Artemis, creo que deberías llamar a tu familia y decirles que estás bien y que los verás mañana.
Es extraño que Dorian me hable. Desde que salimos del hotel no hemos intercambiado palabras. En el vuelo estuve sentada a su lado mirando por la ventanilla e intentando ignorar el descarado coqueteo de la asistente de vuelo hacia él.
—¿A dónde vamos?— asumí que al legar me llevaría a mi casa. El camino es muy diferente. Mi familia vive en Beverly Hills y nosotros vamos hacia Bel Air.
—A nuestra casa— responde sencillamente.
—¿Nuestra casa?—parezco tonta con estas preguntas pero es la única manera en que no pierda la cabeza.
—Mi casa por supuesto, ahí viviremos.
Su casaMe enfado. Ha dado por hecho que viviré con él.
Estaremos bajo el mismo techo pero me enoja que haya tomado la decisión de donde viviremos sin mi consentimiento, a fin de cuentas yo también viviré ahí.
—Tu casa. Tomaste la decisión sin decirme nada. No quiero vivir en tu apartamento. Mejor nos rentamos otro lugar.
La locación o el tipo de infraestructura no me importaban, estaba enojada porque no quería vivir en el lugar donde apuesto que ha llevado todas sus conquistas.
—Artemis, dije casa no apartamento. Es una casa que apenas la terminaron. Además, mi apartamento está en la otra dirección.
—Me complace saber que no me estás llevando a tu picadero, pero desde ahora te advierto que si tú casa no me gusta no viviré en ella.
Saber que no me estaba llevando a su maldito apartamento fue un alivio, aunque, la vena rebelde en mi cuerpo no puede evitar seguir argumentando.
—¿Picadero?—preguntó Dorian riendo — Que graciosa agapi pero era el lugar donde vivía, solo un apartamento.
—Un apartamento de soltero, picadero, es lo mismo. Funcionan para el mismo fin.—pensar en todas las mujeres que quizás metía en su casa me ponían enferma—No es que sea algo que me importe, pero no me gustaría que un día el portero confundiera mi nombre.
Dorian no contestó y yo tampoco seguí la conversación, al contrario, agradecí el silencio. Muchas cosas fluyendo dentro de mí me tenían nerviosa, odiaba no tener el control de mi entorno ni de mis movimientos.
El chofer, quien se presentó como jeffrey, giró el auto hacia Stradella Road. Como no, El Barrio residencial más exclusivo de Bel Air, no podría esperar menos de mi flamante marido.
Nos paramos frente a una reja blanca que al momento se abrió y entramos a un camino hacia la colina. Hileras de árboles bien cuidados adornaban el camino hasta la cima.
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Casada Con El Enemigo ©️ +18 Completa
RastgeleNo se porque demonios siento un tremecimiento en todo el cuerpo. Él no debería hacerme sentir así. ¡Demonios! No quiero sentirme así con él. Pero que va, la vida no es perfecta y aquí estoy; haciéndome gelatina en los brazos de un hombre al que det...