Capítulo 50

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Habían pasado cinco días desde la escena del estudio.

Cinco días desde que metiste la pata hasta el fondo.


Si, cinco días en los que mi esposo me evitó como la peste y no durmió en nuestra cama.

¿Lo culpas?

No, no lo culpo y por eso me duele más. Perdimos esa camaradería que habíamos tenido. Se acabaron los besos, las caricias...todo.


Lo lastimaste, Artemis.


No se si fue eso o su orgullo herido...

¡Por favor! ¿Cuándo abrirás los ojos y te darás cuenta de que ese hombre te ama como tú lo amas a él? Ya me estoy cansando de decírtelo, cuando quieras ver la verdad será muy tarde y te quedarás sola por tu culpa.


Me indigné con mi conciencia y no le respondí. Si fuera por ella estuviera ahora mismo arrastrando frente a Dorian y pidiéndole perdón.


Eso es lo que más deseas, pero eres demasiado terca para eso.


Ella no entendía nada. Se supone que supiera más que yo, que me entiende, pero no, ella tiene sus propias ideas. Debería estar de mi lado, debería recordar que ya me han lastimado antes. Que me hirieron profundamente en el peor momento de mi vida. Es difícil para mí abrirme a otra persona.


Dorian no Es Will, eso lo sabes de sobra. Ya deja de compararlos y de esperar que te haga lo mismo. Dorian jamás te dañaría así. Y lo de abrirse a alguien mejor ni lo Contesto, se de buena tinta que parte de tu cuerpo abres para tu marido.


Enojada y dolida por no querer darle la razón, la ignoré.


Antes de que saliera de mi habitación dispuesta para irme a trabajar, tocaron la puerta y mi estómago dio un salto.


No te emociones, no creo que sea él.

—Adelante—Dije con un hilo de voz por la expectación.

—Buenos días señora, disculpe que la moleste.—Dijo Jacqueline al pasar.

¿Ves? Te lo dije.


Una podría tener esperanzas.


Si, pero ¿Por qué Dorian tocaría para entrar a su propio cuarto?


Touché.

—No te preocupes Jackie.

—El señor Dorian me pidió que le preparara el equipaje.


Mi mundo dio vueltas y sentí nauseas. ¿El equipaje? ¡Dios mío! ¿Dorian se iría? ¿Me dejaría? Tuve ganas de empezar a llorar fuerte. Mi garganta se anudó y mis corazón era un lío desbocado. Mis manos temblaban.


Cálmate, no saques conclusiones apresuradas. Respira y piensa.


Era más fácil decirlo que hacerlo.


Controla tus emociones y actúa como si no te estuvieras muriendo.


Hice caso.

—Oh, esta bien Jackie. ¿Dorian está en casa o ya se fue?


Deberían darme un premio por toda la calma con la que hablé.

—Está en la cocina, desayunando.—Contestó la mujer mientras se encaminaba al vestidor de mi esposo.


Corrí escaleras abajo. No sabía que haría pero todo en mí me empujaba a apresurarme. Llegué al rellano de la puerta de la cocina y me paré en seco. ¿Que diablos haría ahora?

Casada Con El Enemigo ©️ +18 CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora