X. ¡Irás a vivir con...!

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Capítulo Diez.

—Estaba... — Iba a seguir hablando pero él me interrumpió.

— ¡¿Se puede saber qué rayos pasa contigo?! — Me gritó.

Lo miré mal — No me grites, necesito el dinero, por éso lo tomé.

— ¡Podías pedírmelo maldita sea, ya no puedo confiar ni en mi propio hijo! — Dejó de gritar y respiró profundo — Quédate con el dinero, pero ésto no acaba así, mañana nosotros vamos a hablar.

Rodé los ojos y salí de su habitación. Tengo que admitir que se ha enojado más conmigo. En vez de ir a mi habitación, salí de la casa y me subí a la moto. Conduje hasta la casa de Dylan. Me bajé y toqué la puerta, a los minutos él abrió.

— Ya tengo el... — Lo miré unos segundos. Tiene la nariz sangrando y algunos golpes en la cara — ¿Que te pasó?

— Te dije que me metí en un problema bien gordo — Se apartó dejándome pasar.

— ¿Algo por drogas? — Asentió.

— ¿Conseguiste el dinero?

Metí la mano en mi bolsillo y lo saqué, se lo dí — Aquí tienes.

— Gracias, sé que no lo tenías y no quería molestarte hermano.

— Sí bueno, me jodiste la noche pero no importa.

Se rió — ¿Con quién estabas?

— Con tu amiga Scarlett — Abrió los ojos y sonrió.

— Tú no pierdes tiempo.

Me reí — Bueno, ya me voy — Me acompañó a la puerta, antes de salir lo miré. — Para la próxima al menos corre.

Se rió. Salí de la casa y me subí a mi moto, manejé hasta llegar a mi casa. Mia padres no estaban en la sala de estar, así que fuí directo a mi habitación.

Atenea Weller.

Tuve una pesadilla, por lo que me desperté en plena madrugada, no recuerdo bien el sueño pero sé que no fué nada agradable. Salí de mi habitación para ir al baño, escuché la voz de mi padre en la cocina.

Estaba hablando por teléfono.

— ¿Estás seguro de hacer éso, Jack? .... Está bien de entiendo, sabes que yo siempre te voy a ayudar y si quieres hacer éso por mi no hay problema.... Trataré, no lo dudes.... Está bien, hermano, mañana tráelo.

Colgó. Rápido corrí hasta mi habitación para que no me viése. No entiendo, ¿A quién van a traer? No sé qué pasa.

Me metí en mi cama, tratando de pensar y descifrar qué pasa, me quedé dormida.

Al día siguiente me desperté, por suerte es sábado y no tengo que ir a la universidad, amo estar en paz y descansar.

Salí de mi habitación y fuí al baño. Eché agua en mi cara y bajé a la cocina. Mi madre estaba llevando los platos a la mesa para desayunar, la ayudé.

Nos sentamos y comenzamos a desayunar. No pude aguantar mi curiosidad y le hablé a mi padre — Papá — Me miró — Ayer accidentalmente escuché una conversación tuya por teléfono.

— Ajá.

— Y pues, decías que algo había pasado y que traerían a alguien, no entendí bien, y quería preguntarte ¿Qué fué lo que pasó?

— Sí, es Jason, Jack me contó que lo pilló robándole dinero.

Abrí los ojos, mi madre habló — Santo cielo.

— ¿En serio?

— Sí, Jack habló conmigo y me preguntó si podía traer a Jason para acá al menos un mes o algunas semanas.

Lo miré. Casi le escupo el café en la cara — ¿Qué?

— Esperemos a que lleguen para hablar sobre éso.

Suspiré. Ahora creo que Jason se pasó, ¿Robarle dinero a Jack? Ya supera los límites.

Jason Weller.

— ¡Jason, baja! — Terminé de vestirme y bajé a la sala de estar. Mi padre estaba sentado en el sofá, con mi madre al lado.

— ¿Qué pasó?

— Recoge tus cosas, te irás un tiempo con tu tío William para ver si con ellos recapacitas.

— ¿Qué? — Miré a mi mamá — ¿Qué cojones estás diciendo? — Le hablé a mi padre.

— Háblame bien, Jason — Me quedé mirándolo — Estás yendo por un mal rumbo, y no quiero que termines como un delincuente, y sé que si estás con ellos tal vez te controles más.

— ¿Pero tú te estás escuchando? — Grité — ¡No soy un niño al que puedes enviar a un internado, soy un hombre, y no me iré a la casa de nadie para que me controlen!

Mi papá se levantó del sofá y se acercó a mí — Entonces si eres un hombre te vas ahora mismo de esta casa, y olvídate de que tú madre y yo te mantengamos, ¡Si dices ser un hombre lo serás en toda la extensión de la palabra!

Apreté los puños, sentí una oleada de rabia pasar por mi cuerpo. Pero no puedo irme a la calle, antes de éso prefiero irme a esa casa.

Respiré ondo — Iré a hacer mis maletas.

Él no dijo nada. Desaparecí de su vista y fuí a mi habitación, tengo ganas de romperlo todo, si aquí me siento encarcelado no me quiero imaginar cómo será en ésa casa con mi tío.

Maldito infierno.

Metí algunas cosas en mis maletas, no puedo creer ésto aún, aunque puede que no sea tan malo, nada debe ser peor que vivir bajo el control de mi padre. Acomodé la ropa de cualquier forma, los gritos de mi padre llamándome no me dejaban concentrarme, en el fondo de la maleta metí la marihuana y la cocaína. Salí de mi habitación y bajé.

PROHIBIDO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora