Capítulo Treinta y ocho.
Él sin decir nada más cogió ése paquete con cocaína, metió un dedo y al sacarlo lo chupó. Sin decir nada más se subió, decidí no agarrarme de él. Pero a penas arrancó sentí que mi cuerpo se iría volando, así que pasé mis manos por su cintura.
—¿Iremos a casa? —Digo.
—¿Quieres ir a otro lugar? —Habló sonriendo, lo ví desde el retrovisor— Podemos ir a un bosque encantado y besarnos mientras las hadas vuelan a nuestro alrededor.
Creo que la cocaína que consumió ya le está haciendo efecto. Rodé los ojos.
—¿O necesitas algo aún más romántico? —Habló otra vez.
—No necesito nada, porque no nos vamos a besar.
—Tienes razón, mejor no me acerco a tí, quizás si lo hago me pegues con la escoba.
Trás éso se rió. Yo rodé los ojos, pero por suerte, él no habló más en todo el camino.
Cuando llegamos a la casa, nos bajamos de su moto, yo sin mirarlo aún, caminé hasta entrar. Mi padre no estaba en la casa, está trabajando.
Sentí que Jason cerró la puerta de la casa detrás de mí. Caminé hasta subir a mi habitación. Iba a cerrar la puerta, pero alguien interpuso su pié, lo miré.
Es Jason.
Él entró y cerró mi puerta con seguro.
A penas lo vió Mika se levantó de su camita y de acercó a Jason.
—Ey, pulgosa —Dijo y acarició su cabeza.
—Mika no tiene pulgas.
Él me miró sonriendo y se acercó a mí, haciéndome retroceder hasta caer en la cama. Aún con ésa sonrisa en el rostro me empujo para que yo quedáse mirando al techo y se acercó a mí.
Él notó que yo entreabrí los labios para hablar, y se apresuró.
—Cállate.
Y no sé porqué lo obedecí y no dije nada. Jason fué acercándose a mi boca, con sus manos en la cama apoyándose, para no dejar caer todo su peso encima de mí.
Está drogado y no quiero que me bese sólo porque está en ése estado.
—Si te beso será porque quiero, no por ninguna droga.
Dijo él de repente, ¿Ahora lee mi mente? Creo que con sólo mirarme sabe qué está pasando por mi cabeza, Jason me conoce perfectamente.
Yo simplemente no respondí, me quedé mirándolo. Él rozó sus labios con los míos, haciéndome también sentir su piercing. Entreabrió su boca y chupó mi labio inferior.
Yo me dejé.
Qué floja soy.
Siento la respiración de Jason por toda mi cara, y sus labios aún besan los míos. Decidí también abrir mi boca y devolverle aquel jugoso beso.
Jason cogió mi cara con sus dos manos y me besó de una forma más lenta, como explorando.
El sabor de su besos, el olor de su perfume, y su respiración acelerada hacen una combinación explosiva para mí.
Pero, ¿Cuándo podré detener ésto? Es la pregunta que retumbó en mi cabeza.
Sus besos bajaron a mi cuello, y sentir la lengua de Jason recorrer ésa zona y dejarla húmeda me hacía enloquecer.
La respiración de Jason está agitada, demostrándome que necesita más de mí, pero, yo no... no puedo.
Rayos, puedo pero no quiero alejarme.
ESTÁS LEYENDO
PROHIBIDO ©
Romansa¿Es una locura enamorarte de tu primo? Pues, creo que entenderían un poco más mi historia si conocieran a Jason, un chico tan... único a su forma, y a la vez tan jodido, creo que pensarían distinto. Él está prohibido para mí. Lo sé. Es difícil para...