LIX. Eres tonto.

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Capítulo Cincuenta y nueve.

Atenea Weller.

Dylan estuvo otro rato más con nosotras ahí, y aunque fué un tanto incómodo prencensiar varios besos entre él y Kimberly, no me sentí mal, digo... estaría peor en mi casa, con mi cabeza metida en la almohada mientras Jason está cogiendo con Scarlett.

¡Ah, sólo de pensarlo mi sangre arde! Juro que si ahora lo tuviera delante le pegaría... y calmadamente él podría pensar que estoy loca porque ni siquiera somos nada, y éso es lo peor, que estaría haciendo una ridiculéz porque él puede hacer libremente lo que desee.

¿No puede simplemente estar durmiendo en su cama ahora? Lo odio.

Cuánta mentira en una sóla frase, ¿Para qué me engaño?

Al día siguiente, Kim y yo nos despertamos a la hora habitual para hacer tus necidades y luego partir a la Universidad. Desayunamos con su padre y ella me prestó ropa, la verdad sin ella ahora mismo no sé qué haría, creo que estaría destrozada, no podía aguantar un sólo día más sin que habláramos.

Ambas nos subimos a su auto, yo en el asiento del copiloto y ella delante del volante. Puso una música suave y arrancó el auto, miré por la vetanilla y luego pegué mi cabeza a ella.

—¿Qué sucede, nena? ¿Piensas en Jason?

—Más o menos.

—Deberías hablar con él.

La miré, —¿Estás loca? Claro que no, además ¿Qué se supone que le diría?

—Que qué rayos pretende, necesitas que te aclare a qué está jugando, y si para él sólo eres un acostón o te quiere de otra forma.

Me quedé mirándola unos segundos.—Kim, es más difícil que éso, ¿Qué podríamos tener él y yo? Si somos primos.

—Hay primos que se casan, ¿Lo sabías?

—Lo sé, pero sabes cómo es mi familia.

—Ellos no deben enterarse.

Suspiré— Si se dá la oportunidad le hablaré, sino no, basta de rogarle a Jason.

—No es rogarle, nena. Es simplemente aclarar las cosas.

Asentí y solté un suspiro de resignación. Cuando llegamos a la universidad las dos nos bajamos de su auto y caminamos hasta la entrada, me percaté que a unos pasos de nosotras estaba Scarlett hablando con Caleb.

Pedí en voz baja que no se acercaran a nosotras, pero fué en vano porque lo hicieron.

—Buenos días, —Me dice Caleb.

—Buenos. —Respondí con una sonrisa falsa en el rostro.

Scarlett habló— ¿Y tu primo?

La miré— No lo sé, éso deberías saberlo tú.

—¿Yo?— Pregunta sonriendo— Oh, entiendo, te contó que yer estuvimos juntos.

Hablé rápido— No, no lo digo por éso. Él ni siquiera te menciona, no tenía idea de que se habían visto ayer.

Ella levantó una ceja y me miró de una forma muy poco agradable.

—Buen chiste, chiquita, —Me quedé mirándola— Te pregunto porque él vendrá a buscarme hoy a la Universidad.

¿Es en serio? Ésto ya es el colmo, ¿A qué rayos está jugando Jason?

Yo no le respondí nada, ¿Qué le iba a decir? Por suerte la campana de entrada a clases sonó y escapé de ésa situación. Kim y yo nos sentamos en nuestra mesa al llegar al salón.

—Nena...—La interrumpí.

—Nada de hablar con Jason, con lo que dijo Scarlett ya tengo una respuesta más que clara.

—Ése chico es idiota.

Suspiré, y por la puerta entró el profesor. Todo un rato de clases que ni siquiera escuché, por más que intené prestar atención lo que me dijo Scarlett no sale de mi cabeza, no puedo evitarlo. Sí tomé nota de todo lo que decía, o más bien, de algunas cosas. En los recreos decidimos quedarnos por los pasillos para evitar encontrarnos con la arpía de Scarlett.

Sí, sé que aquí el único culpable es Jason, me encantaría entender porqué hace todo éso.

Hace a penas unos días me dijo que somos cuestión de tiempo, al parecer se refería a que necesita más tiempo para acostarse con mujeres, ¿Era éso? Pues lo hubiese aclarado y nos ahorraríamos los malos tragos.

A la hora de la salida de la Universidad ví un poco a lo lejos el auto de mi padre, al parecer ha venido a por mí. Miré a Kim y le hablé.

—Me tengo que ir, pelusa.

—Tranquila, así será mejor para que no veas a Jason llegar.

Asentí y le dí un beso en la mejilla. Caminé hasta el auto de mi padre, y él desde dentro abrió la puerta del asiento del copiloto.

Kimberly.

Esperé a que el auto del padre de Atenea arrancara para subirme al mío, pero antes de llegar a hacerlo ví a Jason llegar en su moto, y Scarlett a penas lo vió se acercó a él. ¿Por qué yo seré tan impulsiva? No pude evitar acercarme a ellos, necesito decirle a Jason que está terminando de joder su vida por completo.

—Hola, —Dije a penas llegué, él me miró e hizo una pequeña sonrisa de labios cerrados— ¿Podemos hablar... —Miré a Scarlett— a solas?

—¿Por qué no delante de mí?— Pregunta ella, yo le iba a responder pero Jason se apresuró.

—A solas, Scarlett. —Ella suspiró y se alejó de nosotros, yo automáticamente lo miré— ¿Qué pasa?

—¿En serio no sabes qué pasa?— Él negó con la cabeza— La estás cagando.

—No sé a qué te refieres, Kimberly.

Él ama hacerse el desentendido, el chico al que todo le da igual y se la suda, pero no es así... Jason sabe perfectamente de qué le estoy hablando.

—Me refiero a Atenea.

Él frunció la mandíbula y me miró serio— ¿Qué pasa con ella?

Suspiré y lo miré a los ojos.

—Eres tonto, porque la tienes y no te das cuenta, porque se muere de amor por tí y la tratas como quieres. Porque mientras ella puede estar con muchos tú la ignoras, piensas que siempre va a estar para tí y que la tendrás siempre, y será muy tarde cuando caigas.

Él dejó sus ojos sobre los míos, mirándome, sin poder dar una respuesta... pero tampoco la quiero, lo único que pido es que mis palabras le hayan aclarado algo y si él no quiere estar con Atenea, pues que se lo diga, pero que no juegue con ella porque no se lo merece.

Sin decirle nada más caminé hasta mi auto, abrí la puerta del mismo y me subí en él. Puse mis manos en el volante y comencé a conducir.

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