Capítulo Treinta y dos.
Atenea Weller.
¡No! ¡No pude haber vomitado encima de mi Jason! ¡Maldito Tequila de las pelotas!
Lo miré, tiene su capa llena de vómito, y es excesivamente asqueroso. Maldigo el momento en el que me embriagué, hubiera preferido tropezarme en la fiesta antes qué devolver en la ropa de Jason y además, también vomitar en su moto.
—¡¿Qué cojones te pasa, Atenea?! —Me grita.
—Lo lamento.
Fué lo único que puedo decir, se me cae la cara de vergüenza ante él. Por suerte no devolví comida ni nada que fuera aún más asqueroso, sólo el alcohol, pero igual huele asqueroso.
Jason se quitó la capa y la miró, frunció el ceño y me miró —¿Sabes qué éste disfraz no es mío? —Continuó hablando—Era alquilado, ¡Ahora dime que cojones hago, eh!
—¿Crees que quería vomitarte encima? ¿Que me parece lindo o sexy? —Creo que el alcohol que aún quedó en mi cuerpo me hace decir locuras— ¡Pues no! Lo siento, no quería dañar lo guapo que te ves de vampiro.
Él me miró, y otra vez, he hablado cosas que no diría si estuviera sobria. Sé que está enfadado pero no pudo contenerse y soltó una pequeña risa.
—Lo sé, pero creo que te emocionaste demasiado, para la próxima no deberías tomarte tan literal la frase de, ¿Quieres saber que llevo dentro? —Me reí. Pero de su rostro desapareció cualquier expresión de alegría o risa al mirar su moto y notar que estaba llena de.... mi vómito.
—Diablos, ¡Atenea! —Gritó, dí un pequeño brinco en el lugar sobresaltada. Él se acercó a mí—Si estuviéramos en la casa, no sabes la forma en la que te haría pagar ésto.
Abrí los ojos—No tengo tanto dinero, sólo mis ahorros.
—No me refiero a dinero, Diosa.
Y ahora es que entiendo, Dios Atenea, qué lenta. Creo que Jason se refiero a pagar en el sentido de hacer, tener... relaciones.
¡Rayos, éso fué difícil!
—Ahora explícame —Me miró otra vez— Ya que eres tan inteligente, ¿Cómo nos vamos a ir de aquí?
—En la moto.
—¿Sí? Está repleta de tu vómito.
—Pues, ¿Estamos muy lejos? —Él soltó un suspiro y apartó su mirada de mí, puso sus dos manos en los volantes y empezó a mover la moto mientras caminaba.
—Tampoco es el fin del mundo —Él me miró, la verdad no expresaba paz y amor en sus ojos, si no odio y guerra.
—Nada de ésto hubiera pasado si estuvieras sobria.
—¿Ahora soy culpable por emborracharme? —Asentió— Tú tienes la culpa, si no hubieras llegado y me hubiéses besado no tendría la necesidad de emborracharme para olvidar ése maravilloso beso... —Detuve mis palabras, pero creo que fué demasiado tarde. Nunca había estado embriagada y no sabía que me hacía decir todo lo que pasaba por mi cabeza.
Mi cabeza, la culpable de la mayoría de mis idioteces.
—¿Así que maravilloso beso? —Habla, mientras sigue moviendo la moto al unísono con sus pasos, y sus bíceps se marcan debido al peso de su vehículo. Oh, Dios, qué escena tan perfecta para la vista.
Oh, Dios, máteme.
Necesito llegar a mi casa y meterme a mi camita, despertar y darme cuenta de que todo es un sueño, y ver a Mika lamiendo mis pies y al ver el teléfono, darme cuenta que aún estoy en las vacaciones y Jason no está en casa.
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PROHIBIDO ©
Romance¿Es una locura enamorarte de tu primo? Pues, creo que entenderían un poco más mi historia si conocieran a Jason, un chico tan... único a su forma, y a la vez tan jodido, creo que pensarían distinto. Él está prohibido para mí. Lo sé. Es difícil para...