XLIV. 27 centímetros.

1.4K 86 34
                                    

Capítulo Cuarenta y cuatro.

El chico insoportable dijo que estaba en la fiesta de Halloween, y ellos tres estuvieron... mi cabeza está hecha un lío ahora mismo, pero tampoco puedo acusar a alguien sin estar segura de nada. Pero mis pensamientos fueron interrumpidos por la voz de Jason.

—Yo nunca he tenido algo con alguien prohibido —Tragué saliva, éste juego me está incomodando y me siento un poco avergonzada. No sé si beber, porque éso llevaría a pensar muchas cosas y más a Kim. Jason cómo era de esperarse puso la mano encima de la petaca y luego bebió.

Él fué el único, porque yo no puse la mano.

—¿Tú nunca has tenido nada con alguien que no puedes, Diosa? —Pregunta. Haciéndome erizar de los nervios.

—No... —Hablé con la voz entrecortada— Oigan, deberíamos irnos ya a las atracciones.

—¿Desde cuándo te gustan tanto? —Pregunta Kim.

—Desde ahora, vamos —Me levanté y caminé un poco. Ellos hicieron lo mismo. No tengo idea hacia dónde debo caminar pero lo hice igual, quedarme ahí sería pasar por más nervios, lo sé, Jason se encargaría de ocacionarlos.

Hicimos la fila para subir a la montaña rusa, y cuando nos tocó a nosotros dimos los tickets. Estoy nerviosa, y cómo no, si nunca le he subido a algo como ésto y tan solo ver la velocidad y altura que alcanza quiero desmayarme. Eduard se sentó a mi lado en ésa atracción, delante de mí estaba Jason y Scarlett, lo único que pido es no vomitar y si lo hago, que sea encima de ella. Y detrás estaban Kimberly y Dylan.

Sentí como aquella especie de carrito con muchos asientos, arrancó en la montaña rusa, va a una velocidad lenta y ya yo siento un cosquilleo en mi estómago. ¡Ésto fué una mala idea!

Ésa velocidad se mantuvo sólo un minuto más o menos, porque de repente aceleró, dió giros dejándonos de cabeza, subió muchisimo y al bajar sentí que todos mis órganos saldrían de mi cuerpo por el cosquilleo tan grande que sentí.

—¡Ah! —Grité. Y más y más gritos, ahora mismo no me da vergüenza.

—¡Eh! —Grita Eduard mirándome— ¿Estás bien?

—¡No! —Grité al mismo tiempo que cerraba mis ojos. Esos minutos en ésa atracción fueron horribles, pero por suerte al fin se detuvo.

Me bajé desesperada y tomé aire, sentí a alguien poner su mano en mi hombro.

—Nena, ¿Estás bien? —Me pregunta Kim.

—Qué exagerada eres —Dice Scarlett y yo la miré, para luego rodar los ojos.

—Vamos al Fumanchú —Dice Jason— Ése no pide ticket.

Él comenzó a caminar y todos a seguirlo. No tengo idea de que atracción habla, pero lo que sí tengo claro es que mi cuerpo no aguantará una más. Cuando llegamos me dí cuenta de que son sillas voladoras, girando muy rápido a una altura alta.

Genial.

Pagamos por cada uno y nos ayudaron a sentarnos y a ponernos toda la seguridad. Empezó girando de una forma lenta, hasta como todo en el parque de atracciones, aumentó su velocidad y altura. En la silla delante de mí está Jason, no veo a Eduard, en el medio está el mecanismo de la atracción por lo que no puedo ver todas las sillas voladoras. 

Puse una mano en mi cara, para dejar de ver, tantos giros me están mareando.

—¿Qué te pasa? —Preguntó él. Lo miré y tiene la mitad de su cuerpo volteado hacia mí.

PROHIBIDO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora