Capítulo Treinta y uno.
Por todos los Dioses, no sé qué haré con el tema del labial, simplemente seguí caminando, porque tal vez si me quedaba en ése corredor oscuro volvería a pasar lo de antes.
Así que caminé hasta acercarme a mis amigos, a penas llegué a la mesa, me senté en mi silla. Espero que no se den cuenta.
—Nena, ¿Qué pasó con tu labial? —Pregunta Kim, y al parecer mis plegarias no fueron escuchadas, la miré.
—¿Qué tiene? —Digo haciéndome la desentendida.
—Tienes muy poco, y... —Me miró unos segundos— Lo tienes por todos lados.
—Diablos, seguro fué cuando eché agua en mi rostro porque tenía calor.
Fué lo primero que me llegó a la cabeza.
—De acuerdo —Responde sonriendo, me sorprendí, al parecer la excusa no era tan absurda.
A penas son las 3:00a.m. y la celebración acaba a las cinco, trataré de no mirar a Jason en el tiempo que queda, pero es muy difícil.
Es como cuando vas por la calle y dos personas están peleando delante de tí, quieres seguir caminando, pero a la vez te detienes a mirar.
Jason es así, quiero evitarlo, tratar de no tenerlo cerca, pero a la mínima que tengo chance lo miro y recuerdo lo que acaba de pasar recién.
Cómo estuve besando a mi primo.
Es algo irreal, si alguien hubiese llegado a contarme que ésto pasaría no lo habría creído. Y es que ahora no se que pasará, ¿Qué debo hacer con él?
Me encantaría pedir la opinión de Kim, pero me da vergüenza contarle éso.
Jason Weller.
—¿Quieres cerveza, precioso? —Me interrumpió la voz de Scarlett, la miré, tengo que admitir que no me gusta su disfraz de Minnie Mouse, se vé demasiado infantil.
Atenea me dejó duro con sus besos, algo que no soporto y no dejaré pasar más veces.
La verdad no la estaba escuchando, tenía mis ojos centrados en Atenea, la cual se reía con el girasol. Fruncí el ceño y la miré.
—Sí.
Le respondí a Scarlett, la cuál extendió una botella de cerveza hacia mí, la cogí y la incliné en mi boca, tomando de ella.
Miré a Caleb—¿Tienes? —Pregunto, él sabe que me refiero a la droga.
Casualmente nosotros nos conocimos en la secundaria por ésta situación, yo lo pillé con un porro en el sótano del colegio, así que aproveché y me senté a su lado con él mío. Hablando de chicas, padres molestosos, y las ganas que teníamos de crecer para tener nuestro propio dinero para droga. Qué tiempos.
—Claro —Rebuscó en su bolsillo, del mismo sacó un pequeño paquetito que claramente contenía cocaína. Metí el dedo para que se pegáse en él, al sacarlo lo chupé. Y, que empiece la fiesta.
Scarlett se quedó mirándome unos segundos, al parecer sorprendida al verme haciendo éso —¿Me das? —Pregunta ella. Sonreí y miré a Caleb, que también tenía una sonrisa en su rostro.
Metí el dedo en el paquete de cocaína y lo acerqué a su boca, ella entreabrió los labios y yo metí el dedo, Scarlett no dudó en chuparlo quitando toda la coca.
No sé si hace ésto seguido o si se animó para impresionarme, pero éso no se le niega a nadie.
Dylan, a diferencia de nosotros, echó cocaína en la mesa e inhaló la misma —Ahora sí estaremos felices todos.
Comenta él, haciéndome reír.
—Ustedes son los mejores, —Habla Scarlett— ¿Me acompañas al baño, precioso?
La miro —No, estoy aquí con mis amigos.
Ella me miró unos segundos y no dijo nada más, simplemente cogió su botella de cerveza y bebió de ella.
Devolví mis ojos hacia la mesa de Atenea, y me topé con la misma escena, no sé porqué tanta buena onda entre ellos dos. Rodé los ojos y miré a Dylan, me dí cuenta de que él también miraba hacia allá.
No sé si a Atenea, a Kimberly o a la otra chica que está ahí, pero tenía sus ojos encima de alguien.
—¿Qué miras? —Pregunto.
—Nada.
Me quedé mirándolo pero sin decir nada más. Y la noche transcurrió entre rayas de cocaína y caladas de marihuana. Miré en mi reloj la hora, ya son las 4:15.m, lo cuál significa que ésta fiesta está acercándose a su fin.
Miré a la mesa de Atenea, y me fijé en que casi cae al suelo, pero la agarraron antes. ¿Está borracha? Vaya, la Diosa de la sabiduría está borracha, a ésto le puedo sacar provecho.
Miré a los chicos —Me tengo que ir.
—¿No te irás con nosotros cuando acabe todo? —Pregunta Scarlett— Creí que me llevarías a mi casa.
—Ya lo hará Dylan o Caleb, tengo cosas que hacer.
No la dejé decir nada más y me levanté de la silla, para acercarme a la mesa de Atenea, Kim la estaba sujetando, a penas me acerqué me miraron.
—¿Qué le pasa? —Pregunto.
—Se le pasaron la copas.
Atenea rodó los ojos, yo le hablé —Te llevo a casa.
—¿Qué? Claro que no, yo estoy bien aquí... —Kim la interrumpió.
—¿En serio llevarías a ésta mala copa?
—Ey, estoy aquí —Irrumpe Atenea.
—Claro, tú sí quieres quédate un rato más, yo me encargo de ella.
—De acuerdo, me llaman a penas lleguen —Asentí, y miré a Atenea.
—Coge tus cosas.
Ella me miró mal, cómo miras a tus padres luego que te pegaron sin parar hasta que lloraras, así me miró. Pero me obedeció y cogió su bolso rojo. Le dió un beso en la mejilla a todos y empezó a caminar.
Sin despedirme de nadie la seguí.
—Eh, no vas sola Caperucita.
Habla sin mirarme —Es como si lo fuera, no quiero verte.
—Hace un rato no pensabas lo mismo.
Ella se detuvo, para luego seguir caminando, mojé mis labios y la seguí hasta salir. Caminé hasta mi moto ésta vez seguido por ella, al estar delante de mi vehículo la miré.
—¿Te subes o esperas a que lo haga yo, Diosa?
—Idiota.
Sonreí, ella se subió pasando un pié a cada lado de la moto, estando a horcajadas encima de ella. Hice lo mismo pero delante de Atenea, metí las llaves y arranqué.
—Ágarrate. Estás tan borracha que podrás irte volando fácilmente.
—Deberían darte un premio como mejor comediante.
Sonrío— No me hace falta hacerte reír, ya te gusto así.
—¿Podrías dejar de.... —Sentí que hizo sonido extraño detrás de mí, lo que me hizo rápido detener la moto y me dí cuenta qué, ¡Atenea acababa de vomitarme encima! ¡Encima de mi capa de vampiro!
Ése olor a vómito mezclado con alcohol casi me hace devolver también.
![](https://img.wattpad.com/cover/231585043-288-k850168.jpg)
ESTÁS LEYENDO
PROHIBIDO ©
Romance¿Es una locura enamorarte de tu primo? Pues, creo que entenderían un poco más mi historia si conocieran a Jason, un chico tan... único a su forma, y a la vez tan jodido, creo que pensarían distinto. Él está prohibido para mí. Lo sé. Es difícil para...