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XXVI. ¿Algo que me gusta?

Capítulo Veintiséis.

Atenea Weller.

Al día siguiente. Salí de mi casa rumbo a la universidad, no es algo que me incomode o moleste, puesto que amo estudiar, pero me sentía muy bien en casa, descansando mi cuerpo.

Mi padre me dejó fuera de la universidad, luego de darle dos besos en las mejillas me bajé. Espero empezar bien la semana y no cargarla, como es de costumbre en mí. Necesito unos días tranquilos, por favor.

Ví a Kim un poco a lo lejos así que me acerqué a ella. Caminé hacia ella, la saludé y entré a clases. Y el día, por suerte, transcurrió normal, en el primer recreo salimos ambas, y me sorprendí al ver por todos lados carteles con colores naranjas y negros, no logré definir bien por tantas personas alrededor de cada uno, pero sí ví claramente la frase " Fiesta de Halloween ".

Miré a Kimberly, me dí cuenta que ella tenía su mirada fijada en ésos carteles también.

— ¿Nos acercamos? — Preguntó. Asentí y nos dirigimos hacia uno que no tenía tantas personas a su alrededor.

El cual decía;

Fiesta de Halloween éste viernes 31 de octubre, en Avenida de Tennessee para todo el que quiera ir y disfrutar de la mejor y más grande fiesta de Halloween de toda la ciudad! La única condición es que lleven su mejor disfrazar, a prepararlo desde ahora :)

No es tan sorprendente para mí, normalmente todos los años en Halloween se realiza una celebración en ésa calle, nunca he ido, pero siempre he pasado por ahí. Es en un bar inmenso, el más grande de Tennessee, el cual preparan con la temática del 31 de octubre.

— ¡Venga! Tenemos que ir —. Habló Kimberly de inmediato, la miré con el mismo apuro.

— Yo no.

— ¿Por qué, Atenea?

— Irán muchas personas y me sentiré muy incómoda, ¿Qué pasa si tropiezo y termino arruinándole la noche a alguien?

— Éso no va a pasar, tienes que tener un poco más de fé en tí misma, — Suspiro — ¿No me acompañarás?

Hizo pucheros, no pude evitar sonreír —. De acuerdo — Alargué la "o". — Iré contigo.

Ella saltó en el lugar y me abrazó.

Al separarnos habló — Tengo una amiga que vende disfraces, puedo pedírselos a ella y como soy yo me hará alguna rebaja.

— Está bien, no puede ser tan caro, no quiero gastar todos mis ahorros en un disfraz.

— Nena, ¿He dicho la palabra compraremos? Yo lo haré, no tienes que preocuparte.

— ¿Qué? No. Estás loca.

— Mi padre todos los meses me da dinero para sobrevivir, así que no te preocupes.

— Es que no puedo, Kim, yo pagaré el mío.

— Qué cabezota eres , — Suspiro — Yo lo compraré porque tú no sabrás el disfraz que elegiré para tí.

— ¿Te estás drogado igual que... — iba a mencionar a Jason pero por suerte me dí cuenta antes de mencionar su nombre, y me quedé callada.

Ella levantó una ceja, intrigada — ¿Igual que quién?

— Que nadie, olvídalo.

Me miró unos segundos para luego continuar su diálogo — No será nada feo ni ordinario, verás que te encantará.