Capítulo Cincuenta y uno.
Jason Weller.
La miré unos segundos, aún un poco confundido, también entiendo que luego se su primera vez no quiere levantarse de la cama e irse a su habitación como una cualquiera. Ella no es así.
Así que me levanté de la cama con cuidado de no despertarla. Me acerqué al closet y cogí unos vaqueros y unos calzones, para dirigirme luego al baño, así caminando desnudo hasta allá.
Abrí el grifo de la ducha, y esperé unos segundos hasta que se calentara el agua. A penas estaba hirviendo, me metí debajo de ella.
Toda el agua caliente recorre mi cuerpo, y yo me quedo sin hacer nada para relajarme. Echo mi cabeza para atrás dejando que el agua corriera por mi rostro.
El momento de antes fué... magnífico. Estar dentro de Atenea se sintió mejor de lo que esperaba, tan estrecho, y apretado. Sé que fué su primera vez por lo tanto había más dolor que placer, pero estoy completamente dispuesto a enseñarle con actos el significado de ésa palabra.
Enjaboné todo mi cuerpo lentamente, y el agua iba retirando el jabón que tengo en él. Cerré el grifo y cogí mi toalla. Con ella sequé un poco mi cuerpo y la envolví en mi cintura.
Ya fuera de la ducha, me puse los calzones y luego el pantalón, y sin camisa. Mi cabello lo dejé mojado.
Salí del baño y caminé otra vez hasta mi habitación. Atenea aún está dormida, con su cabeza apoyada en la almohada y su boca entreabierta. No pude evitar mojar mis labios al verla.
Y, con cuidado, me acerqué a la mesita de noche para coger una caja de cigarrillos y mi celular.
Salgo de la habitación y bajo a la sala de estar. Si los padres de Atenea estuvieran aquí ni en sueños me dejarían fumar dentro de la casa, pero debo aprovechar que no están.
Así que encendí el cigarrillo y lo llevé a mi boca. Por mi cabeza pasó Dylan, ahora mismo me encantaría llamarlo y pedirle de favor que me diera coca o marihuana, pero ahora mismo no estamos del todo bien, ¿Cómo demonios se le ocurre llevar a Atenea y Kimberly a ése lugar?
Debido a éso casi mueren.
No lo quiero ni imaginar.
En mi lista de contactos busqué el número de Connor, tal vez él pueda fiarme algo. Dí click en su número y en la pantalla apareció llamando.
Llamada telefónica.
Él: Hey, Jason. ¿Qué hay?
Yo: Todo bien. Te llamo porque quería preguntarte si no tienes nada para mí, llevo días a base de cigarrillos y así no puedo seguir.
Él: Pues... ¿Te parece si vienes y te digo lo que tengo? No me gusta hablar de ésto por teléfono.
Yo: De acuerdo.
Colgué el teléfono. Fuí rápido a mi habitación para ponerme una camisa, no me preocupa Atenea porque aún está dormida. Con mis sábanas la tapé. Y salí de la habitación luego.
Cuando estaba fuera de la casa me subí a mi moto y arranqué rumbo a la pequeña casa de Connor en el callejón.
A penas llegué, me bajé de la moto y quité las llaves. Caminé un poco hasta doblar la calle y encontrarme en la puerta de su casa a Connor. De inmediato chocamos puños.
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PROHIBIDO ©
Romance¿Es una locura enamorarte de tu primo? Pues, creo que entenderían un poco más mi historia si conocieran a Jason, un chico tan... único a su forma, y a la vez tan jodido, creo que pensarían distinto. Él está prohibido para mí. Lo sé. Es difícil para...