XLIII. Yo nunca he.

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Capítulo Cuarenta y tres.

—Bien, vamos chicos —Dice Kim, y Eduard, Dylan y Scarlett la siguen. Hasta alejarse de tal forma que ya no los veía. Jason comenzó a caminar hacia el stand de los tickets, yo lo seguí y nos detuvimos detrás de las últimas personas en la fila.

—¿Cómo sobreviviste éstos días sin mí? —Pregunta él. Yo volteé mi cara para mirarlo.

—Muy bien, mucha paz.

—Qué lástima, tú en tu vida necesitas acción, no paz —Lo miré para luego rodar los ojos, dimos un paso cuando la fila avanzó— ¿No te dije que no quería que vinieras con ése tipo?

Cuando encontré sus ojos con los míos me dí cuenta de que me estaba mirando de una forma bastante intensa, demostrándome su enojo.

—Sí, pero yo puedo ir a dónde quiera y con quién desee —Hablé con un poco de nervios, ¿Para qué lo voy a negar? —Además, tú has venido con Scarlett.

—Ése no es el punto —Dimos otro paso— No te quiero ver tan pegada a él, o habrá problemas.

—No puedes controlarme.

—No pretendo hacerlo.

—¿No lo estás haciendo ahora mismo? —Él negó con la cabeza a la vez que metía una mano en su bolsillo y sacó una cajetilla de cigarro para coger uno, llevarlo a su boca y pegar el encendedor a él hasta encenderlo.

—¿No tendrás miedo a subirte en las atracciones? Digo, nunca habías venido a un parque de diversiones.

—¿Cómo lo sabes?

—Yo sé todo de tí, Diosa.

Me quedé mirándolo unos segundos, luego dejé de hacerlo porque al fin tocó nuestro turno, él sacó dinero de su bolsillo y pagó los tickets, no fué casi nada, a penas llegaba a los 5 dólares. Salimos de la fila, y lo miré —¿Buscamos a los chicos?

—¿Para qué? —Yo iba a responder pero él habló antes— Sígueme.

Me cogió de la mano y caminó conmigo hasta algún lugar, cuando entramos me día cuenta que es uno de los tantos baños que debe tener éste parque de diversiones.

A penas entramos al baño público del parque de diversiones, Jason se acercó a mí mirándome a los ojos, es increíble cómo puede sostener la mirada tanto tiempo y hacerme extremecer con ése simple gesto. Me sorprendí cuando puso sus manos en mi cintura para sentarme en la encimera del baño. No pude decir nada, estoy un poco paralizada, simplemente me quedé mirándolo.

Él se acercó a mi rostro —Aunque no lo creas, no ha sido del todo fácil no besarte en éstos días y más creyendo que podías estar cerca de ése tipo.

¿Qué acaba de decir? Sentí todo mi cuerpo temblar tras oír ésas palabras salir de la boca de Jason.

—Jason... —Dejé de hablar a medida de que él se acercaba a mí. Cerré los ojos, no sé, fué una acción involuntaria.

Sentí que él se acercaba cada vez más a mí, hasta estampar sus labios contra los míos. Puede soñar exagerado, pero besar a Jason otra vez es reconfortante, al principio mi beso iba suave, pero, poco a poco fué subiendo la intensidad.

Sus dedos agarraron mi cabello con fuerza. Nuestros labios se tocaron una y otra vez, y nuestras lenguas jugueteando en un ritual de fuego. Parecía que ambos competíamos por ver quién era más rápido, más profundo, más placentero.

PROHIBIDO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora