Fragancia [Taegi/Yoontae] Historia Completa

Cincuenta y cinco

Sentí unos leves quejidos cerca de mi oído y unas piernas se enroscaban sobre mi cuerpo como si yo fuese alguna clase de oso de peluche, desperté poco a poco debido al movimiento y a lo lejos podía sentir una melodía en piano que sonaba insistentemente. Unos labios se posaron en mi mejilla y acto seguido sentí como aquel peso extra sobre mi desaparecía; abrí un poco mis ojos y vi la silueta de mi omega contrastar con los pequeños rayos de sol que ingresaban al departamento.

Desde que irrumpió en mi hogar habían pasado algunos días, hoy era lunes y de seguro debía prepararse para ir al trabajo, yo debería hacer lo mismo en unos minutos. Vi como se alejó y bajó las escaleras a paso apresurado, yo giré mi cuerpo para hundir mi nariz en la almohada que había usado él hasta hace unos minutos, aún podía sentir el calor de su cuerpo.

En esos momentos agradecía el diseño que tenía mi departamento; un loft con muchas ventanas que yo había decidido cubrir con cortinas oscuras y largas, el punto focal definitivamente era el que estaba frente a mi en esos momentos, unas ventanas que cubrían la longitud de ambos pisos, cuando lo compré, la vendedora me dijo que era perfecto debido a la gran cantidad de luz que tenía el lugar, que era una ubicación muy cotizada; yo lo cubrí apenas me mudé. Pero allí estaba mi hermoso omega, luchando por correr esas telas de más de 7 metros de altura, no podía verlo completamente pero el movimiento que hacían las cortinas me daba a imaginar lo mucho que estaba batallando.

Me levanté y acerqué a la baranda para mirarlo mejor; efectivamente estaba luchando y saltando intentando correrlas, solté una risa y él se giró sorprendido, me miró un poco asustado.

- Perdón, ¿te desperté, Yoonie? – preguntó aún con la tela entre las manos.

- Te mentiría si te digo que no – le respondí sonriendo un poco mientras rascaba mi cabeza. – Taetae.

- Dime.

- Son cortinas eléctricas.

- ¿Eléctricas? – dijo frunciendo el ceño, al segundo las soltó y suspiró haciendo un puchero.

- ¿Quieres saber dónde está el control? – dije mientras caminaba hacia las escaleras.

- Qué tonto me tuve que haber visto ¿no?

- Un poco – le respondí mientras me acercaba a él. – Pero si no hicieras cosas tontas no serías tú – lo abracé por la cintura y le di un suave beso en sus labios que aún tenían un puchero pronunciado. – Buenos días.

- Buenos días, hyung, voy a preparar desayuno ¿puedes abrir las cortinas?

Yo asentí con la cabeza y él sonrió dejando otro beso en mis labios y se fue hacia la cocina.

Taehyung se había quedado conmigo estos últimos días; yo no fui a trabajar el viernes y él pidió el día, el fin de semana fue a trabajar en su jornada habitual, y luego venía a mi casa. El sábado me dijo que pasaría a su departamento a buscar un poco de ropa, cuando regresó venía con una pequeña maleta y un masetero entre sus manos, dejó sus cosas en mi habitación y la planta la puso sobre mi mesa de café donde hace unos días había estado mi cenicero y varias colillas viejas, ahora una verde planta adornaba el lugar.

Lo escuchaba cantar desde la cocina mientras yo veía como las cortinas poco a poco comenzaban a abrirse dejando entrar los imponentes rayos del sol.

- Tienes un departamento muy bonito, deberías aprovecharlo mejor, mira toda la luz que tienes, las plantitas de mi piso estarían felices de recibir esto todos los días, pero solo tenemos una ventana mediana y la posición es bastante mala... ¿Puedes creer que avisaron que construirán un edificio al lado? Todo ese ruido, polvo y oscuridad, espero no sea muy alto. – Dijo haciendo gestos de estar pensando.