Setenta

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Arreglé mi cabello lo mejor que pude, había crecido bastante y probablemente necesitaba un corte en algunos días más; tomé mi abrigo mi metí en los bolsillos mis llaves, billetera y celular, me miré una última vez al espejo y decidí subir rápidamente a la habitación para tomar la bufanda que Yoongi había dejado, aún estaba impregnada de su encantador aroma, por lo que decidí que ponérmela para sentirme acompañado durante el día.

Miré la hora y eran cerca de las 8 de la mañana, si me apresuraba llegaría a la hora de entrada. Salí rápidamente del edificio y caminé entre la muchedumbre somnolienta que iba a trabajar, agradecía que nuestro hogar estuviese cerca, así no tenía que tomar tren o algún bus para llegar.

Me sentía extraño, realmente nunca pensé que llegaría el día en que me enfrentaría a él, pero creo que era necesario dar este paso, finalmente lo que vivimos fue importante, supongo, para ambos, pero era momento de cortar con todas las ambigüedades y conversaciones sin cerrar; hoy era el momento de ponerle fin a todo.

Me había criado a su lado, siendo cuidado y protegido por él, siempre pensando que estaríamos juntos para siempre sin importar mis problemas, pero claro, no salió como pensaba, y luego me vi sumergido en una serie de eventos autodestructivos y de baja autoestima, me valoraba poco y creía que nadie me querría por quien era, porque puedo tener buena apariencia pero eso es algo vacío si no está acompañado por algo interior, y a mí después de su rechazo, no me quedaba nada dentro.

Me costó bastante entenderlo, me costó caer en lo más bajo y ser humillado por personas que solo querían abusar de mí, que creían divertido jugar con un omega defectuoso, que sentían que no tenía nada por lo que luchar; arrancar fue lo mejor, huir lejos y comenzar nuevamente.

Pensar en mí y darme cuenta que no tenía que vivir por nadie más, no debía sufrir pensando en que si no encontraba a mi alma gemela no podría ser un ser humano completo, eso es una estupidez, y luego de mucha introspección llegué a esa conclusión, no puedo definirme a mi mismo en base a lo que otros piensan de mí, no puedo darlo todo por alguien olvidándome de mi mismo, y ese fue el mayor aprendizaje que mi adolescencia me dejó.

Quizás aún tenía momentos en los que regreso a ese agujero oscuro lleno de tristeza y poco autoestima, pero intento tener la mente clara, y comprender que nadie es mi dueño, el amor no es pertenecerle a alguien, es acompañarse y construir una vida juntos, comprendiendo que somos seres humanos distintos, y tenemos nuestro propio mundo.

Incluso cuando Yoongi me dice que le pertenezco en mi interior se que no es así, yo le soy fiel y lo respeto y eso es para mí pertenecer, yo somos una posesión física, somos un compromiso entre ambos.

El viento era frío por la mañana, se sentía como si estuviésemos regresando a invierno, aunque hace algunas semanas ya estábamos en primavera. Caminé a paso seguro hasta ver el edificio en donde solía trabajar a veces mi alfa, y un diseño bastante moderno, estaba rodeado por arboles en grandes macetas de greda, todo realmente elegante y sofisticado.

Me quedé parado unos minutos viendo cómo llegaban los distintos trabajadores, ya eran cerca de las 8 y media, yo miraba sin ser muy evidente a las distintas personas que allí aparecían, no quería que pensaran que era algún tipo de acosador.

- ¿Taehyung? -dijo una voz grave cerca de mí.

Me giré para comprobar quien era y me encontré con Namjoon.

- Hola hyung.

- ¿Qué haces aquí? Yoongi viajaba hoy a Daegu. – Dijo algo sorprendido.

- Lo sé, no vengo a ver a Yoongi hyung.

- ¿Entonces? – Su voz sonó algo nerviosa.

- Tengo que arreglar algunas cosas con alguien que trabaja aquí.

Fragancia [Taegi/Yoontae] Historia CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora