Los últimos días habían sido bastante complicados emocionalmente, había estado metido en una constante reunión llena de despedidas, de besos y buenos deseos, yo sonreía y agradecía algunos presentes que habían llegado, derramé unas pocas lágrimas y volví a sonreír.
Pero ¿me sentía realmente feliz? No lo sabía con exactitud, era más bien como si todo avanzara a una velocidad extraña, como si mis pasos fueran lentos y mis palabras se atoraran en mis labios, pero los demás iban corriendo, todo avanzaba demasiado rápido como para poder decir con claridad cuándo acababa un día y empezaba el otro.
Pasó un día, y otro más, y sin darme cuenta estábamos preparando nuestras maletas; no íbamos a llevar demasiadas cosas con nosotros, pero decidimos guardar en la bodega del departamento todo aquello que necesitara estar protegido, al fin y al cabo, no volveríamos dentro de varios meses. Y yo ya extrañaba Seoul, la extraña y a veces poco amigable ciudad que me recibió cuando deseaba huir de todo.
Mi estómago dolía un poco, de seguro eran las nauseas que me veían molestando desde la mañana, pero miraba a Yoongi y él aunque intentaba mostrar un semblante tranquilo, me dejaba ver en ocasiones, sin estar consciente de ello, como la comisura de sus labios perdía su tranquilidad y adoptaba una curvatura melancólica. Él tampoco quería dejar nuestro hogar.
- Lo siento – escuché decir sorpresivamente.
- ¿Por qué?
- Porque te obligo a hacer esto... No quieres ir, pero me vas a acompañar, te alejaré de todos tus amigos, y te llevaré a un lugar horrible, donde las personas son superficiales y malas. – Se sentó en un costado del sillón sin mirarme.
- No digas eso, no me obligas a nada, yo quiero ir contigo, porque si te fueras solo no duraría un día aquí y arrancaría a Daegu a buscarte... Así que no digas esas cosas, alfa tonto. – Me acerqué a él y acuné su rostro. – Estamos en esto juntos, y nos acompañaremos y apoyaremos por siempre.
- ¿Por qué eres tan bueno conmigo?
- Porque así me siento, mi corazón me dice que debo ser bueno contigo Yoongi, es lo correcto... Y eso me hace feliz. – Aplasté sus mejillas provocando que su boca adoptara una mueca como la de un pato.
Las palabras de Jimin volvían a mi cabeza sin siquiera darme cuenta. ¿Qué sucedía si me dejaba de lado? ¿Yoongi realmente me dejaría de lado? Comprendía que iba a tener que trabajar muchísimo, mantener una empresa no era algo sencillo, y mucho menos cuando tienes una junta directiva que te quiere fuera, y también sabía que él era un poco obsesivo con el trabajo, lo había presenciado yo mismo al verlo pasar horas sentado frente a la computadora sin hablar ni comer ni ponerse de pie para descansar un poco; simplemente estaba allí inmerso, sin comprender que el mundo seguía su curso.
¿Qué sería de nosotros en Daegu?
- Ah – escuché que dijo quejándose mientras se ponía de pie. - Siento que nunca terminamos de ordenar.
- Hyung ¿cómo tenías tantas cosas guardadas? ¿Podemos solo dejarlas como están? Nadie vendrá por un tiempo aquí... - Hice un puchero.
- Por lo mismo quiero que estén en la bodega, así están más seguras.
- Pero estos son solo libros de diseño de interior y lámparas... Nadie querrá robar algo así.
- Terminemos con las cajas que están aquí y vamos a comer afuera, está muy desordenado para preparar algo.
- ¿Puede ser una hamburguesa? – pregunté sonriendo.
- Claro, apúrate para salir luego.
En unos minutos terminamos de ordenar todo lo que teníamos a mano y salimos rumbo al centro, caminamos de la mano a paso lento mientras hablábamos de cosas triviales, que incluían la mudanza, la despedida con nuestros amigos, y algunas cosas que debíamos comprar.
Una vez en el restaurant, pedí una hamburguesa de gran tamaño, que apenas llegó comencé a revisar para sacarle algunos tozos de palta que había descubierto en el primer gran mordisco que di, y tras poner una cara de disgusto procedí a diseccionar el pan.
- No entiendo cómo no te gusta la palta, es sabrosa en especial si la acompañas con tomate. – Dijo divertido.
- Es horrible, arruina mi hamburguesa...
- Recuerdo que una vez me preparaste desayuno y el pan tenía palta.
- Eso era porque te estaba intentando conquistar, y la comí para demostrar que teníamos cosas en común, pero ya te conquisté así que no necesito comer cosas feas – tapé la hamburguesa con el bollo de pan que había retirado y tras sonreír triunfal comí unas papas fritas que acompañaban al plato principal.
- Eres un mañoso.
Me miró unos segundos sin quitar su viste de mí; me pregunté cuán grande podría ser mi amor por aquel extraño chico con rostro serio frente a mí, estiré mi mano para retirar uno cabellos que buscaban insistentemente meterse en su alimento.
- Mañana es el día – dije intentando sonreír genuinamente.
- Mañana.
- Hay algunos lugares a los que me gustaría ir, hace muchísimo tiempo que no voy a visitarlos y sería una buena oportunidad, aunque claro, estaremos allá un tiempo y no es necesario hacer todo de inmediato... También debemos buscar un nuevo departamento para vivir.
- Lo sé, será un poco incómodo vivir con mis padres, pero te prometo que solo serán unos días mientras encontramos nuestro propio hogar... Ellos son algo especiales, aunque ya conoces a mamá, y entenderás que es una persona complicada, mi padre por su lado es más serio, es como yo, pero exacerbado...
- Entonces es una buena persona...
- Lo digo por lo serio, es bastante serio y no muestra emociones, pero sí, se puede decir que es una buena persona... - Hizo una pausa y me miró fijamente. – Sabes, siento que el mundo se me viene encima, y no quiero tomar responsabilidad por él.
¿Cómo podía ayudarle? No lograba comprender lo que estaba pasando en su cabeza, ni mucho menos cómo debería sentirse al verse obligado a hacer algo que no desea. Yo me había acostumbrado a huir si las cosas no estaban bien, siempre corría y me escondía de las cosas, a veces las enfrentaba, pero nunca podía decir orgulloso que había logrado algo, pero allí estaba él, sin querer tomar las riendas de su empresa familiar, pero haciéndolo de todas formas, porque comprendía lo importante que era para sus padres. ¿Yo podría hacer eso mismo si estuviese en su posición?
- No puedo ayudarte a alivianar tus problemas, porque no comprendo el negocio y sería más un problema que una ayuda, pero estaré allí para sostenerte, y tú me sostendrás a mí, los meses pasarán y no nos daremos ni cuenta cuando sea ya el momento de regresar a casa a continuar con nuestras vidas como estaban hasta hoy. – Dije tomando su mano.
- Gracias, Tae. Te Amo. – Respondió besando mi mano y acariciándola con su mejilla.
Se avecinaban unos meses muy complicados para ambos.
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Fragancia [Taegi/Yoontae] Historia Completa
FanficNota: Resubiendo la historia en mi cuenta actual luego de perder @alice_fuchs Las actualizaciones serán aquí de ahora en adelante. ¿A qué hueles? Tu aroma es tan tenue que es imposible percibirlo con claridad. ¿A qué hueles? No sé quién eres, no lo...