Sesenta y uno

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La alarma sonaba a la distancia, era hora de levantarme y sin mucho ánimo rodé mi cuerpo buscando el calor de mi pareja, el cual para mi tristeza no encontré; Yoongi había salido temprano, tenía una importante reunión y debía organizar algunas cosas con su equipo, me lo había comentado la noche anterior mientras cenábamos, yo asentí sin ponerle mucha atención, mi cabeza tenía mil millones de cosas que le preocupaban por lo que me costaba ponerle atención.

Hundí mi cabeza en su almohada y aspiré profundamente, su aroma era tan tenue, prácticamente invisible, eso me indicaba que estaba volviendo a la normalidad, mis sentidos volvían a estar tan atrofiados como desde un inicio, incluso llegué a pensar que había sido un sueño todos esos momentos en los que me alegraba y sentía protegido al sentir la fragancia de mi alfa en nuestro dormitorio; ahora no había nada de ello.

Comprendía que estaba haciendo esto por el bienestar de mi novio, Yoongi debía estar tranquilo, no podía sumarle más preocupaciones en este momento, debía apoyarlo y no angustiarlo al sentir mis miedos, era preferible que no sintiera nada, aunque eso me llenase de tristeza.

Me di un baño corto sin mucho ánimo, y me vestí con un conjunto simple y bajé a comer algo, preparé café en la cafetera italiana, y mientras revisaba el estado de mi planta pude sentir el olor a quemado desde la cocina, definitivamente hoy no sería un buen día.

Me tomé el café de todas formas, ya lo había preparado y no tenía ánimos para hacer uno nuevo, limpié la cocina y salí rumbo a mi trabajo. El día transcurrió lento, era increíble lo incómodo que me sentía en mi propio cuerpo, quería regresar a casa y recibir mimos de mi alfa, de seguro mi complexión era deplorable, porque Chungha se acercó a mí y me preguntó si todo estaba bien, claro que no estaba bien, pero de qué servía decirle eso.

- ¿Taetae, seguro estás bien? Estás muy pálido y tienes ojeras, deberías ir a descansar un rato atrás. – Soltó en voz baja para que los clientes no escucharan.

- No te preocupes, solo no descansé lo suficiente, y quizás cogí un resfriado, pero estoy bien. – Le sonreí para darle un poco de seguridad. Ella me miró con el ceño fruncido e iba a decir algo más, pero la campana de la puerta sonó y ella debía ir a atender a los nuevos clientes.

Estaba cansado, increíblemente cansado, al punto de sentir que en momentos mis ojos se cerraban y me iba lejos de allí, mi mente me llevaba a lugares conocidos a los que no deseaba regresar, Daegu se veía tan cerca que podía oler la humedad de las montañas; mis ojos se abrían para encontrarme con la leche derramada, la había espumado demasiado y se había rebalsado del contenedor.

Al llegar mi descanso salí al pequeño jardín que había en la parte trasera de la cafetería, llevé conmigo una taza de té bien cargado y lo tomé en pequeños sorbos, pensé en Yoongi hyung, en lo angustiado que estaba cuando su madre se fue, el cigarrillo que sostenía me recordaba a ese momento, su mirada estaba tan llena de duda, y podía sentirlo mirándome con desaprobación, después de una última calada, apagué el cigarrillo sin haberlo consumido ni siquiera hasta la mitad, solté una risa sin ganas; ese era mi único vicio y ahora no podía disfrutarlo, ya no me hacía nada y definitivamente no me tranquilizaba, quizás debería buscar algo para despejar mi mente.

El resto del día siguió su curso de la misma forma, y cuando llegaba la hora de terminar mi turno recibí un corto mensaje de mi alfa diciendo que aún estaba ocupado, que no podría pasar por mí y que nos veríamos en casa. ¿Así serían las cosas cuando regresáramos a Daegu?

No entendía qué me molestaba, mis sentimientos estaban puestos uno sobre otro a presión y nublando mi entendimiento; tomé mis pertenencias y tras despedirme comencé a caminar hacia nuestro hogar. Mi cabeza dolía y tras sentir un fuerte mareo me senté en una de las bancas del parque.

Fragancia [Taegi/Yoontae] Historia CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora