Cincuenta y nueve

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La señora Choi se había ido hace algunos minutos; retiré y limpié la loza que habíamos ocupado, mientras veía a lo lejos a mi alfa mirar por la ventana, sentí el olor al humo, pero no le diría nada ¿Qué podría decirle? No estábamos en una situación cómoda para regañarlo con un puchero, así que sólo lo dejé, estaba apoyado en el ventanal e intentaba que el humo se fuera por la ventana que tenía abierta frente a él.

La madre de Yoongi nos había dejado con el corazón presionado, podía sentirlo, ambos teníamos esa sensación extraña corriendo por nuestro cuerpo, como si la realidad hubiese llegado de improviso a nuestras vidas, y sin saludar ingresó a nuestra casa y la desordenó, o quizás devolvió su "orden" al estado normal de las cosas; lo que habíamos construido en estas semanas, nuestra estabilidad se estaba derrumbando, ahora sentía como mis pies me sostenían sobre un puente de cristal, y mi alfa, lejos de mí se retraía con cada segundo que pasaba. Mi corazón dolía.

Terminé de ordenar y me acerqué con cuidado y silencio hacia mi alfa, posé mi brazo sobre el suyo y apoyé mi cabeza en su hombro, era algo incómodo debido a que yo era más alto que él, pero en ese momento no me importó, solo necesitaba tenerlo cerca y mostrarle mi cariño.

- Lo siento – dijo finalmente soltando el humo que mantenía en sus pulmones.

- ¿Por qué te disculpas? – pregunté.

- Por todo esto. Siento arruinar lo que teníamos. – Su voz estaba apagada.

- No has arruinado nada, es solo algo que debemos hablar y daremos con una solución, yo te apoyaré. – Dije mostrando optimismo.

- Si... Si me voy a Daegu estaremos lejos.

- Me iré contigo. – Solté sin dudarlo, el me miró con preocupación y tras dejar su cigarrillo sobre un cenicero, acarició mi mejilla.

- No puedo pedirte que dejes todo por mí, tienes una vida en Seoul, amigos, un trabajo... No puedo arrastrarte a esto.

- No tengo nada que perder, mis amigos están aquí, sí, pero tú estarás allá, y mi corazón quiere seguirte a donde sea... Puedo encontrar otro trabajo, puedo empezar de nuevo, hacer nuevos amigos... Además... Además, también mi familia está en Daegu... Ma-mamá estará feliz de tenerme cerca – no estaba seguro de estar feliz con tenerla cerca, pero no podía huir de ella por siempre.

- Me gané la lotería contigo, ¿cierto? – me sonrió finalmente. – No quiero ir, no quiero dejar todo acá, estuve tantos años luchando por hacer algo que me llenara, algo que me gustara, por tener un pequeño lugar en esta ciudad sin tener que ser recordado por los logros o influencia de mi familia, y ahora... Ahora debo regresar y asumir todo eso que me atormentaba, trabajar de presidente de una empresa enorme, gastar todos mis días en eso, sin tiempo para respirar, sin algo que me alegre... Siento que me secaré de a poco sentado tras ese escritorio, y aún ni siquiera estoy allí.

- No dejaré que eso pase Yoongi hyung, ahora no estás solo, me tienes a mí, y te apoyaré en todo, estaré ahí, iré a buscarte a tu oficina para comer juntos, para besarnos, para dormir acurrucados, te daré mimos, y tú me los darás a mí, no importa dónde estemos, no dejaremos que lo nuestro cambie.

- Te amo.

Soltó y yo sonreí para luego besar sus labios, sabían a tabaco, pero no protesté, dejé que su lengua entrara y la acaricié con la mía, fue un beso cómplice, que nos unió y confirmó nuestra relación, no dejaríamos que las cosas estropearan nuestras vidas, avanzaríamos juntos de la mano sin mirar atrás.

¿Realmente regresaría a Daegu?


- Que extraño verte fumar aquí – escuché una voz femenina a la distancia. – Y esta aura extraña que te rodea... - La miré y estaba haciendo un gesto de incomodidad mientras se acercaba a mí.

Fragancia [Taegi/Yoontae] Historia CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora