Ochenta y nueve

656 117 133
                                    

Yoongi se había sentido pesado todo el día, como si en sus hombros estuviera el peso del mundo; sabía que debía hacerle frente a todo lo que estaba pasando y que seguir lamentándose no servía de nada, pero allí estaba intentando complacer a todos. Ser un buen hijo y mantenerse a la cabeza de la empresa familiar, ser un buen hermano y estar contento por la llegada de su hermano, aunque realmente sentía bastante cólera al verlo ahí tan risueño mientras él había tenido que soportar su ausencia todos estos años, ser un buen amigo y agradecer a todos los que habían asistido al velorio de su padre, lo que más le dolía era que entre todas las cosas que intentaba hacer bien sabía mejor que nadie que no estaba siendo un buen novio para su omega. Le dolía y sentía que lo único que estaba ocasionando eran molestias para el menor, porque él no se merecía estar expuesto a semejante familia, a todas las miradas y los problemas que rodeaban su vida.

Se sentía culpable y molesto con todo, al punto de querer hacer una rabieta y gritarle a todos que se fueran a la mierda, quería estar solo, quería poder huir lejos de todos y esconderse en algún lugar perdido en un bosque, lejos de todos y perecer allí sin que nadie nunca supiese dónde yacían sus restos.

Pero no podía hacer eso, tenía muchas cosas sobre sus hombros como para hacer algo tan egoísta, era demasiado consciente de la importancia que tenía como para hacer eso; no quería sonar narciso, y claro que no lo era, objetivamente no podía abandonar todo por un capricho.

El estrés lo consumía y ansiaba poder desconectarse de todo, olvidar quién era y solo ser contenido por otro ser humano, que alguien le recordara que realmente su existencia no era tan importante, que no debía sufrir tanto, que no todo era tan serio, que podía equivocarse, que podía llorar si así lo deseaba, que podía dejar de aparentar ser un alfa perfecto, cuando era todo menos que eso, deseaba que alguien pusiera un pie encima de su cuerpo y lo aplastara tan fuerte que le devolviera la sensación de ser un hombre perdido en las calles lluviosas de Seoul.

Ella vino a sus pensamientos; cada vez que sentía algo así acudía a los brazos de su antigua amante, ella no cuestionaba sus deseos más perversos, ella comprendía que tras esa imagen estoica que mostraba, no había mucho que lo sostuviese en pie. Suran solía ser su desquite, el pie que lo sometía contra el suelo y lo traía a la tierra. Pero no la quería a ella.

¿Él creería que es raro? ¿Aceptaría lo que quería proponerle? De seguro su omega creería que era raro ver a un alfa suplicar por ser sometido. Era algo prácticamente inconcebible. ¿Qué pasaría si lo rechazaba? ¿Estaba bien tener esos fetiches tan extraños para un alfa?


La cama nueva no fue impedimento para que cayeran sobre ella; el omega dejaba notar las gotas de sudor que sin vergüenza se posaban sobre su cuerpo, gemía el nombre su alfa deseoso de las caricias que este le negaba, jugando a quién aguantaba más, quién sostenía su lujuria por más tiempo.

El alfa sentado a horcajadas sobre las cintura de su omega chupaba gustoso los largos dedos del menor, sintiendo en cada momento el creciente aroma que emanaba su pareja, lo veía gemir y gemir sin recelo, sin pudor y lleno de ganas de tenerlo más cerca.

Podía sentir su marcada erección punzante bajo su trasero, allí estaba, amenazante de hacer algo que era tabú entre las parejas, pero a Yoongi no le importaba, ya tenía experiencia siendo el pasivo de la relación, no sería algo nuevo, pero... ¿Taehyung querría?

Ahora estaba allí sobre su omega, sintiendo que necesitaba que aquel chico delicado lo castigara por todo lo que había pasado, lo necesitaba, no quería que fuera delicado con él, no se lo merecía. Necesitaba que le dijera que no estaba al mando de nada, que no era quien decidía nada. Que era solo un hombre diminuto sin poder alguno.

Fragancia [Taegi/Yoontae] Historia CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora