Fragancia [Taegi/Yoontae] Historia Completa

Diez

En los últimos días he tenido sueños repetitivos, en todos aparecía Yoongi hyung y me decía distintas cosas, pero siempre el final era que yo no debería hacerme ilusiones con él; gran error, el solo soñar con él significaba que ya estaba interesado en Min Yoongi.

Los sueños y los miles de pensamientos que me atormentaban tenían mi estado de ánimo por el suelo; había entrado nuevamente en esos ciclos de autodesprecio y culpabilidad, si mi cuerpo emitiera algún aroma de seguro sería uno bastante desagradable, así que en estos momentos agradecía poder pasar imperceptible ante los sentidos del resto... Todo en esta sociedad era percibido por el olfato, todo lo demás era secundario.

Me encontraba en ese momento preparando algunos pasteles y bocadillos para dejar en el mostrador de la cafetería, era un trabajo cuidadoso y delicado, que debía ser presentado a la perfección, ya que nadie quiere un pastel que no luzca bello.

En ese instante llega Kim Chungha, abriendo la puerta con brusquedad y dando pequeños gritos y saltos que demostraban su emoción; en ese momento agradecí la ausencia de clientes.

- ¡Oppa, no vas a creer lo que pasó! – dijo mientras giraba en círculos en su lugar, demostrando inconscientemente lo graciosa que era su habilidad artística.

- Algo muy bueno, porque tu no me llamas oppa – respondí mientras cerraba la vitrina y guardaba los elementos que anteriormente estaba utilizando.

- Taetae oppa, encontré a mi Alfa destinado – dijo de sorpresa provocando que yo soltara una de las cucharas que aún tenia en mi mano, la miré con sorpresa.

- ¿Destinado? ¿Estás segura de eso? Dicen que es muy raro encontrar a tu pareja destinada – pregunté con curiosidad y un poco de preocupación.

- Estoy cien por ciento segura, es mi Alfa destinado, así es, mi corazón me lo dice – respondió con los ojos brillosos llenos de emoción y lágrimas; yo la abracé para contener su euforia, realmente estaba contento por ella.

- Cuéntame, ¿quién es? – dije mientras acariciaba su cabello.

- Es Lee Sunmi, es una mujer increíble, es modelo de algunas marcas independientes, además de tener un blog de viajes; la conocí por casualidad en un showroom de una de las marcas en la que ella trabaja, nuestras miradas se encontraron entre toda la gente que había en el lugar; el aroma a rosas era tan indescriptible que lo seguí sin darme cuenta, ella dice que también sintió mi aroma a bosque, y nos encontramos así, tomó mis manos y me sonrió con una dulzura impresionante, oppa, sentí que mi corazón se saldría de mi pecho.

Al igual que ella sentí mi pecho apretado, lleno de emociones que no entendía, de felicidad por mi pequeña amiga, que al fin había encontrado a su pareja, al fin podría tener a su compañera a su lado; y, por otra parte, todos los sentimientos negativos que intento ocultar, que escondo atrás de mis sonrisas y que me atormentan constantemente, ahí estaba la horrible envidia.

Envidiaba a Chungha con toda mi alma, añoraba su felicidad, no entendía qué había hecho ella para merecer algo así, es una buena persona, por supuesto; pero ¿y yo? Yo soy una buena persona también, no le hago daño a nadie, intento ser siempre amable y empático, preocuparme por todos, que las personas a mi alrededor estén contentas; intento no pelear con nadie, no ser ofensivo, sonreír a la vida... Sonreír.

Mis manos se apretaban en puños en la espalda de mi amiga, con tanta fuerza que las uñas comenzaban a hacer daño en mis palmas; quería llorar, me sentía al borde de un abismo, tan colmado de emociones, recuerdos y añoranzas, me sentía abatido y sobrepasado.

La culpabilidad que sentía en ese momento me estaba matando. Sonríe por ella Taehyung, que no se dé cuenta de tus verdaderos sentimientos, me decía mi voz interior; y así respondí, respiré profundamente y le sonreí; sin embargo, por dentro sentía como se estaba pudriendo parte de mí, me sentía totalmente solo y sin nada que hacer para impedirlo, viendo como todas las personas a mi alrededor simplemente avanzan, mientras yo me quedo observando y sonriendo desde la distancia. La vida no es justa.