Cuarenta y dos

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- Me alegra que vinieras, estoy siendo sincero – dijo el chico con una pequeña sonrisa en sus labios.

El departamento era grande y lujoso, se preguntaba si alguna vez en su vida podría si quiera costear algo parecido; lo más seguro era que no. Cada milímetro gritaba lujo, desde las pinturas en que por algo estético descansaban en el suelo en vez de la muralla, hasta el sofá en el que estaba sentado y la decoración de la mesa de centro; se preguntaba qué estaba haciendo allí.

- Se muy bien que no estás cómodo Namjoon, sé muy bien que estoy siendo cruel contigo, sé que estás enamorado de mí y que estás arriesgando tantas cosas por una ilusión que tienes clara es imposible, pero te agradezco tu presencia, agradezco todo lo que haz hecho por mí... Agradezco que viajaras a Busan cada semana para ver si estaba bien después de que él terminó conmigo, me acompañaste y alegraste un poco mis días... No quiero que hagas esto... Creo que es justo que esta sea la última vez – el chico de cabellos rosados se sentó junto a él y cruzó sus piernas, sin mirarlo a la cara. – No soy una mala persona Namjoon, y no quiero que tu lo seas, Yoongi es tu amigo, no yo... - finalmente giró su rostro para ver las facciones del moreno, quien lo miraba cabizbajo, pero con decisión acunó su rostro con extrema delicadeza.

- ¿La estoy cagando, cierto? – dijo finalmente – estoy arruinando una amistad por un chico que ni siquiera me mira... Soy patético Park Jimin – su voz sonaba triste y sus ojos brillaban con un gran lamento, realmente no sabía para qué había viajado tantas horas, esperando ver a aquel chico si realmente no tendría una respuesta a todos sus problemas.

- Estoy jodiendo todo, pero asumiré mis culpas... Por ti asumiré mis culpas – sin más besó los labios del menor, con suaves movimientos que fueron intensificándose al notar que este no lo rechazaba, sintió como el peli rosa contorneaba su cuello con sus delgados brazos dando pie para aumentar la fricción.

Namjoon estaba jodido, eso era real; llevaba meses enamorado de un chico a quien nunca tendría, y sin darse cuenta fue cayendo lentamente en sus juegos. Comenzaron con lo que Jimin denominó un error, un encuentro lleno de salvajismo e irracionalidad que tomó lo mejor de ambos en un momento de celo; Namjoon sabía muy bien que Yoongi no tenía ningún interés por él, y era evidente que no viajaría a su ciudad natal únicamente para hacerle compañía al omega en ese momento; un simple llamado del menor hizo que Namjoon perdiera la cordura y acordaran un encuentro en un hotel de mala muerte, perdido en medio de ambas ciudades, simplemente se dejaron llevar, Jimin estaba al tanto de los sentimientos del moreno y no tuvo problemas en acostarse con él... En ese momento necesitaba una liberación.

Todo escaló exponencialmente, los encuentros fueron cada vez más seguidos sin importar si existía un celo o no, saber que la relación entre la pareja destinada había terminado alegraba a Namjoon, en su interior sintió que tenía una posibilidad con el chico, ese pequeño chico delicado con un carácter fuerte, porque Jimin jamás se comportó con él como lo hacía con Yoongi, esa entonación tranquila y pasiva era exclusiva del pelinegro, con él, Park Jimin era agresivo y manipulador, pero así lo conocía y así lo amaba; en algún momento se transformó en su informante, le decía todo lo que hacía Yoongi, si salía de su casa, a dónde iba, con quién se juntaba, absolutamente todo, a cambio, Jimin le permitía compartir con él algunas horas al mes; era una absoluta ridiculez, y Kim Namjoon sabía que debía ponerle fin a esto.

Entre sus divagaciones se encontró acostado en la cama de Jimin, las suaves sábanas de seda los cubrían a ambos, y él miraba detenidamente el sudor que se acumulaba en la frente del menor quien reposaba sobre su cuerpo, mientras intentaba recobrar su respiración... Todo estaba mal, jodidamente mal.

- Esta es la última vez.

- ¿Te has decidido Namjoonie? – dijo con un tono tierno.

- Sí.

Fragancia [Taegi/Yoontae] Historia CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora