Las cosas habían tomado un rumbo que jamás pensó, quizás esa era la gracia de la vida misma, que a veces sorprende y da mil vueltas inesperadas. Ahora estaba acurrucado en un sillón frente a la televisión, cambiando constantemente de canal esperando que el alfa llegara, pero los minutos pasaban y pasaban frente a él y no había rastros del chico en cuestión.
Eran cerca de las 7 de la tarde y ya estaba prácticamente oscuro el cielo, la gente caminaba rauda a sus hogares y otros preferían salir con sus seres queridos. Él también quería salir por allí, pero aparte del chico a quien esperaba no había nadie más en esa enorme ciudad a quien pudiese llamar, pese a esto su situación no le molestaba; estaba extrañamente cómodo y tranquilo, si bien en el último mes habían pasado demasiadas cosas en su vida, al punto de volverlo loco, ahora estaba en una extraña paz.
Había decidido quedarse allí, vio un arriendo temporal que fuera simple, no necesitaba gran cosa en esos momentos, sólo quería algo que se sintiera medianamente hogareño, finalmente era un omega delicado, y los lugares desconocidos y hostiles lo hacían sentir mal. Después de ver algunos lugares, decidió quedarse en un piso en una de las zonas acomodadas de la ciudad, necesitaba guardar distancia de las personas que le hacían daño, y ese lugar se veía tranquilo.
A veces la nostalgia lo sobrepasaba y lloraba en silencio escondido de todos, pero los recuerdos y las posibilidades no podían anteponerse a la realidad, las cosas ya estaban hechas, y llorar o lamentarse no las traerían de vuelta. Tendría tiempo en un futuro para tener una familia.
Quizás sea desconocido para los demás, pero en el corazón de Jimin siempre existiría un gran espacio para su cachorro, aquella pequeña criatura que no tuvo posibilidades de vivir junto a él, pero que amaría por siempre.
Se puso de pie y prendió una vela que tenía frente a unas flores que cambiaba a penas se comenzaban a marchitar, era su pequeño altar y recuerdo de que tenía que vivir por aquello que no pudo ser.
El timbre sonó y caminó tranquilo hacia la puerta, dándose un vistazo antes de abrirla, se veía ordenado y sus mejillas estaban levemente sonrojadas, no llevaba maquillaje, pero se sentía cómodo al estar así frente a su visita, no tenía mucho que ocultarle.
- Ho-hola. – Dijo la persona frente a él.
- Bienvenido Jungkook, pasa por favor. – Le dio espacio para que entrara a la casa, y dispuso un par de pantuflas para que ocupara.
- Disculpa lo modesto, realmente no quería nada muy sofisticado, la decoradora hizo un buen trabajo con el pequeño presupuesto que le di. Ponte cómodo, por favor.
- ¿Modesto? A veces se me olvida que eres un niño rico, esto de modesto no tiene nada. – Soltó el menor mientras caminaba por el pasillo; Jimin sonrió ante su sincero comentario.
Al verlo con mejor luz se dio cuenta de la herida que tenía Jeon en su mejilla y se acercó a tocarla aunque estaba cubierta por un blanco parche.
- Dios mío ¿qué te ha sucedido? – Soltó sorprendido.
- He tenido una pelea, pero no te preocupes.
- ¿Te has curado bien? ¿Necesitas que revise?
- No, está bien así. – Dijo el menor mientras se acomodaba en el sillón.
- Te traeré un poco de agua... - Sintió como las manos del menor lo tomaban y tiraban hacia él, y sin darse cuenta quedó sentado a horcajadas en las musculosas piernas del alfa.
- Te extrañé. – Acercó su nariz al cuello del menor para olerlo mejor.
- Mmm... - Jimin no supo que decir y solo se dejó hacer. El alfa solía comportarse así cuando se veían, era evidente que tenían una peligrosa atracción, el omega lo sabía y sentía miedo, pero la curiosidad era superior a él dejándolo rendido frente a aquel chico de cabello largo.
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Fragancia [Taegi/Yoontae] Historia Completa
FanficNota: Resubiendo la historia en mi cuenta actual luego de perder @alice_fuchs Las actualizaciones serán aquí de ahora en adelante. ¿A qué hueles? Tu aroma es tan tenue que es imposible percibirlo con claridad. ¿A qué hueles? No sé quién eres, no lo...