Para Samantha Müller ser la CEO de un imperio rodeado de hombres, no le a traído más que una montaña rusa de luchas y sacrificios, que la han vuelto un ser impenetrable, donde cada segundo de su vida está planificado de manera minuciosa.
Una llamada...
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XVII. 7 DÍAS.
Malik abrió un poco sus ojos, siendo golpeado por la luz que entraba por la ventanas abiertas de la habitación. De manera somnolienta volvió a cerrarlos, justo cuando los recuerdos de la noche anterior embargaron su mente e hicieron reaccionar su cuerpo.
Pudo sentir la tranquila respiración de Samantha en su cuello y el calor que su cuerpo desprendía. La contempló desnuda sobre las sábanas blancas de seda durante varios minutos, despejando con sus manos algunas hebras rubias que tapaban su rostro.
Él no tenía noción del tiempo, probablemente ya era por la tarde. Es más, era la primera vez que dormía tan plácidamente y amanecía relajado, regularmente pasaba en vela, o revisando documentos como anticipación a los negocios que haría, algo que claramente empezaría a cambiar con Samantha a su lado.
Con una sonrisa hundió su cabeza en la suave y delicada curva del cuello de Samantha, quién despertó al sentir los sensuales besos que eran depositados en su cuerpo.
Cuando Malik volvió a subir su cabeza se topó con los dilatados ojos azules de Samantha observando fijamente cada uno de sus movimientos.
—Buenos días. —musitó Samantha con voz adormilada—. ¿Qué hora es?.
—No tengo idea. Buenos días. —respondió Malik, Samantha se removió su cuerpo y emitió un bajo jadeo de dolor al sentir sus músculos adoloridos, consecuencia de la intensa noche anterior. Malik frunció el entrecejo al verla cerrar sus ojos, postro una mano en su mejilla para llamar su atención—. ¿Te sientes bien?.
—Un poco adolorida, nada de que preocuparse. —Samantha se acercó más al cuerpo de Malik.
—No me gusta que estés adolorida. —Malik masajeo la espalda de ella, depositando un beso en su frente—. Fui demasiado brusco ayer y no me lo has dicho.
Samantha mordió su labio inferior y negó rápidamente, dejando de lado las protestas de su cuerpo se subió a horcajadas sobre el pecho de Malik.
—Es algo normal, no te culpes por eso. —Malik miraba fijamente a Samantha, sin intentar desviar la atención a su cuerpo—. Fue perfecto.
Malik relajo sus músculos, tomando las caderas de Samantha. —Concuerdo contigo. —se sentó todavía con ella a horcajadas—. Es perfecto.
Sin esperar respuesta de la rubia atrapó sus labios en un beso, sus labios se movían de forma suave pero a medida los segundos iban en aumento el calor profundizó su ambiente. Malik adentro su lengua profundizando más el beso, robándole gemidos a Samantha que quedaban ahogados en sus labios.
Por inercia, Samantha empezó a rotar sus caderas, sintiendo el miembro de su amante despertando contra su muslo.
Con un gemido, Malik se separó de sus labios. —¿Que crees que hacés?. —presiono más sus caderas para mantenerla inmóvil, sus voz notoriamente ronca por el deseo, pero jamás la tocaría sabiendo que estaba adolorida.
