Capítulo 27 [Oscuridad]

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XXVII

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XXVII. OSCURIDAD.

Samantha escuchó el sonido de su móvil sonando de manera crepitante, haciendo que levantara su vista un poco molesta por la intromisión. Nada se comparaba con el vacherin¹ que Malik había traído para ella, justo el complemento que necesitaba después de un espléndido almuerzo.

Malik había salido por unos minutos del área privada en la que se encontraban, algo inusual estaba ocurriendo afuera, pero de lo concentrada que se encontraba en degustar aquel postre, se olvidó de su alrededor.

Parecía una niña al recibir un dulce, ese era su pensamiento al gemir por el agradable sabor.

Cuando el teléfono volvió a timbrar soltó un alto gruñido, y estiró su bolso para sacarlo.
Estaba a punto de encenderlo y descargar su furia, cuando volvió a sonar, pero curiosamente no era el suyo.

Inspeccionó con cautela a su alrededor, dándose cuenta de que provenía del saco de su esposo, que reposaba sobre la silla en la que estuvo minutos antes.
Miro a su alrededor para ver si había un indicio de él, pero al no notarlo cerca, extendió su mano y sacó del bolsillo la réplica exacta del suyo.

Se vio tragando con fuerza ante la llamada que entraba al móvil, un número desconocido que no se detenía en su hostigamiento contra ellos.
Malik quería descargar toda la furia con el tipo que estaba detrás de la pantalla en el anonimato, pero las cosas no llevaban el ritmo que el deseaba y eso lo estaba empezando a frustrar.

Estaba en el punto en el cual desaparecer parecía ser la única opción, pero aquella entidad no parecía dar tregua. Había pasado los últimos días leyendo aquellos mensajes, algunos eran suaves, otros con toques de alegría y amor, pero sin duda la mayor parte de ellos eran posesivos, en un nivel de obsesividad malsana.

Contuvo la respiración al mover su dedo y pulsar para aceptar la llamada.
Los segundos empezaron a contarse, y al llevarlo a su oído la respiración de esa persona se hizo notar.

Esa la primera vez que se exponía de ese modo.

Podía escuchar la voz de su conciencia –y la de Malik– haciendo eco, e instandola a cortar.

Se exponía de muchas maneras.

Hola, princesa. —logra escuchar a través de la línea, haciendo que se levante de golpe de su asiento, y que la silla cayera hacia el suelo. Pudo sentir como la comida se le revolvió en su estómago con rapidez y su respiración empezar a agitarse.

Nunca olvidaría esa voz.

Sin duda era él.

Axel.

Inspiro una fuerte cantidad de aire, pero su voz parecía quedarse atorada en el fondo de su garganta. ¿No podía ser? Él estaba preso. —¿Puedes hablarme, princesa? Muero por escuchar tu voz. —al no recibir respuesta se escuchó un suspiro—. Bien. Ese imbecil sabe jugársela bien ¿eh?. Pero hay cosas que no puede controlar, como el simple hecho de que esta a tan solo unos metros y ni siquiera me ha saludado.

Una esposa para Malik #2 |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora