Samantha sonríe, siendo amable con toda la gente reunida. El salón bulle de invitados, lo que provoca que la pareja tenga que detenerse a saludar. Nuevos y viejos aliados se agrupan, felicitando y deseando buenas vibras.
Para que los hechos acontecidos hace meses atrás jamás vuelvan a suceder y su Jeque siguiera manteniéndose en el cargo. Samantha agradecía que Malik cambiará la locación. La casa ya estaba teñida de sangre, por lo que siempre existiría ese temor a que la historia volviera a repetirse.
La ansiedad de estar envuelta entre tanta gente era una situación que Samantha afrontaba con toda la fuerza posible. Su sensibilidad tenía una razón de ser, pero trataba de mantenerse tranquila y no dar a demostrar algún indicio de miedo. Las miradas solían revolotear hacia ella, pero rápidamente volvían a centrarse en Malik, pero si en ese mínimo lapso de tiempo, reconocía su debilidad, los invitados creerían que su gobernante no era capaz de cuidar y asegurar un pequeño lugar, mucho menos una nación. El anfitrión y la persona por la cual está fiesta estaba en pleno apogeo quedaría bajo una ola de críticas que podían destruir lo forjado en los últimos años.
Las malas lenguas siempre estaban a la orden del día.
Los susurros de la gente se difuminan con el inicio de la música. La orquesta suena a sus alrededores. El olor a jazmín y diferentes aromas exóticos flota en el aire. La familia nunca escatimaba en gastos para estar cada año a la altura y deslumbrar con el poder y la riqueza que el apellido ameritaba.
—Cada día me sorprendo más. —Camille se situó al lado de Samantha, llevándose a copa de vino a los labios— ¿Por qué no pediste algo así para celebrar tu cumpleaños?
Samantha negó. —Después de todo, no creía estar lista para estar rodeada de tantas personas. Siento que alguien vendrá y me volverá a arrebatarnos la felicidad.
Camille puso una mano sobre el brazo de su amiga. —Sabes que eso no va a suceder de nuevo. Necesitas estar más tranquila. Pensar más positivo ¡Es una fiesta! —exclamó con una sonrisa— puedes tomar...
—Estoy por dar a luz —le recordó Samantha, sonriendo juguetonamente.
Camille miro el vino. —Ese trago me empieza a hacer efecto —ella dejo la copa sobre una mesa— olvidaba que estabas embarazada. —Camille poso sus manos sobre el estómago de su amiga— ¿Cómo es posible que me olvidé de este precioso bebé? —Camille hablaba en tono dulce— por eso no me gusta beber nada con alcohol. La última vez termine queriendo montar... —Camille detuvo su comentario abruptamente, pero Samantha entendió a detalle lo que diría a continuación.
Samantha enarcó una ceja, pinchando a su amiga. —¿Qué decías?
—Nada...
Samantha no pudo evitar la risa que brotó de sus labios. Iker y Camille jugaban al gato y al ratón. Era divertido, estaban tan enredados el uno por el otro que ni siquiera se daban cuenta de sus acciones.
—Se lo que esta sucediendo... todo el mundo sabe que cuando se desaparecen y les dejan los niños a mis padres están juntos.
—Samantha...
—¿Qué? —inquirió Samantha con fingida inocencia, pestañeando hacia su amiga de manera inocente. Prestando atención su alrededor, para que nadie se diera cuenta del tema de conversación tan icónico que mantenían.
—Lo haces parecer como su fuera el secreto del siglo. Me estoy divirtiendo.
—Lo sé, Camille. Ustedes dos se divierten mutuamente en cada oportunidad posible. —enarcó una ceja— como dije antes, todos se hacen los que no se dan cuenta.
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Una esposa para Malik #2 |TERMINADA|
RomancePara Samantha Müller ser la CEO de un imperio rodeado de hombres, no le a traído más que una montaña rusa de luchas y sacrificios, que la han vuelto un ser impenetrable, donde cada segundo de su vida está planificado de manera minuciosa. Una llamada...