Para Samantha Müller ser la CEO de un imperio rodeado de hombres, no le a traído más que una montaña rusa de luchas y sacrificios, que la han vuelto un ser impenetrable, donde cada segundo de su vida está planificado de manera minuciosa.
Una llamada...
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XII. DESTINO.
La apariencia que destilaba frente al espejo se sentía entrañable, una seguridad inmediata que te abarca y sensibiliza tu mente de las críticas.
Samantha se concentró en el espejo que dislumbraba una silueta diferente a la que estaba acostumbrada. El vestido blanco no hacía más que enmarcar cada una de sus curvas, el color escarlata destellaba sobre su tono de piel.
El corte era recatado, sin mostrar más piel de la que se sentía incómoda a mostrar, la delicada prenda cubría hasta la parte superior de su cuello, mostrando su toque elegante y sensual.
Su maquillaje era más cargado que de costumbre, cortesía de lo que se avecinaba.
Hasta la habitación no llegaban más que murmullos, y la curiosidad la llevaba carcomiendo desde hace más de una hora, con serenidad se levantó del mueble y se acercó al balcón.
Cuando ingresaron por la tarde se sorprendió por la belleza de casa, lo que ella llamaría un hogar entre la naturaleza. Malik le dió muy pocos detalles sobre el lugar, pero Emilia le explicó que la casa pertenecía a Malik desde hace años, claramente antes de que ella se fuera de Dubai.
Emilia le comento que Malik ama la tranquilidad y que cuando la vio no dudo en tenerla para él, Emilia vivía con él, y en algún momento fue el hogar de Leylak.
Samantha se pregunto si cuando se casarán viviría aquí con él, el revoloteo de su estómago se volvía más eufórico con el pensamiento. Por el aspecto de Malik, pensaría que los aticos sombríos era su estilo, pero el no terminaba de sorprenderla y cada lugar transmitía paz.
El lugar estaba un poco concurrido, ciertamente pensó que cena no era el término adecuado, más bien parecía una gala de moda por las mujeres con grandes y brillantes trajes.
—Hermosa. —la voz ronca a sus espaldas le hizo dar la vuelta.
Malik era una cosas en trajes. Pero en turbante y esmoquin tenía a Samantha deslumbrada.
—Gracias. —acorto la distancia, alejándose del bullicio.
—¿Estás lista?. —le pregunto extendiendo su mano.
—Un poco nerviosa. Supongo que está no era la "cena" que yo esperaba. —comento.
Malik miro más allá de Samantha. —Madre y abuela estaban a cargo, supongo que no entendieron la palabra íntimo.
Samantha había observado a Azahara en silencio cuando estaba pidiendo una cosa y la otra, parecía enteramente feliz con el compromiso y la fiesta. El señor Ahmed pensó en todo a la vez, por que parece que la boda fue una inyección de felicidad a Azahara.
