Para Samantha Müller ser la CEO de un imperio rodeado de hombres, no le a traído más que una montaña rusa de luchas y sacrificios, que la han vuelto un ser impenetrable, donde cada segundo de su vida está planificado de manera minuciosa.
Una llamada...
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XVI. CONSUMAR EL MATRIMONIO.
Después de largas semanas de espera, el control de Malik se iba agrietando, cada eterno segundo de desear a la rubia a su lado era un sacrificio. Era como un prisionero encadenado frente a un banquete, deseando romper cada una de las ataduras y tomar con hambre todo lo que con su vista a anhelado.
Pero Malik había probado y sabía cuan adictivo se volvería a ella.
A su piel. A su dulzura. A toda ella.
No dejo de mirarla durante todo el tramo, y Samantha no pasaba por alto la intensidad que emanaba su mirada. Toda su piel se había enrojecido, y se sentía orgulloso de provocar tales sensaciones en ella.
La casa de Malik apareció frente a ellos, deteniéndose en la entrada de la mansión. Malik no espero a que abrieran su puerta y salió rápidamente, para después rodear el auto y ayudar a Samantha a bajar.
Con una sonrisa, Malik tomo su mano, e ingreso hasta la entrada de su casa. Samantha dislumbro las delicadas velas que se asentaban por todo el camino, junto con el exquisito aroma que estás desprendían.
—Tenemos que ser tradicionales. —musita Malik girando su cuerpo hacia Samantha, quién emite una risa divertida, la cual al final queda atascada en un gemido cuando Malik la pega a su pecho y luego en sus fuertes brazos la elevan cual princesa.
Al llegar al tercer piso, se detuvieron frente a las puertas de la habitación principal. Los guardias automáticamente las abrieron, haciendo una reverencia al cruzar el umbral y dejarlos a solas tras las cerraduras.
Malik la bajo con delicadeza de sus brazos, para que Samantha observará la decoración de las flores y las velas que creaban una tenue luz por toda la habitación.
La espalda de Samantha se acomodaba en el fuerte pecho de Malik, así como sus caderas eran sujetadas por las cálidas manos de su compañero.
—¿Te gusta?. —Malik murmuró en su oído, aquel ronco sonido provocó un estremecimiento en ella, notando la necesidad y el deseo en su voz.
—Todo es perfecto. —respondió en el mismo tono de voz—. Gracias por hacer todo esto.
—No haría nada que no fuera digno de tí, mí reina. —Malik escondió su rostro en el cuello de Samantha, inhalando el aroma a miel y plasmando un beso dónde el pulso golpeaba con fuerza.
Escuchando el suspiro satisfecho de Samantha, se alejó un poco de ella para sacar todas las joyas que adornaban su cabello.
—¡Oh!. —exclamo Samantha llevado sus manos a la parte de atrás—. Puedo hacerlo yo misma.
—Dejame hacerlo. —expreso Malik, alejando las manos de ella para terminar con su propósito y dejar suelta la larga cabellera rubia de su amada.
