XXIII. CORAZÓN
—Te vez hermosa. —como era de esperarse, Malik la tomo por la cintura y atrapó sus labios con firmeza. Ella se agarró de sus hombros para corresponderle de la misma manera.
Cuando se separaron con la respiración agitada, ambos habían hecho de su apariencia un desastre. —Tenemos que irnos. Si seguimos así, posiblemente no saldremos de esta habitación. —una de sus manos de deslizó para acariciar la mejilla de su esposo.
Él sonrió ante ese pequeño gesto. —Ese era el plan.
Samantha emitió una risa divertida. —No podemos hacer eso. —se dió vuelta para quedar frente al espejo y verificó su apariencia. El vestido de una tonalidad rosa suave, cubría su cuerpo como una segunda piel, acentuando el escote de sus brazos y espalda. Su cabello rubio estaba recogido en un retocado, mientras que su maquillaje era discreto—. Salgamos, los demás nos esperan.
Malik dejo un beso en la curva de su cuello y asintió. Tomados de la mano salieron de la habitación y atravesaron la sala tomando el bolso de mano con algunos de sus accesorios.
Al entrar al ascensor y esperar a que las puertas se cerraran, Samantha se inclino más a Malik. Embargandose por la fragancia a menta. En breves segundos estuvieron con Heider y Leylak. Esta última tenía el celular en su oído, y contestaba alegremente, bajo la mirada penetrante del hombre a su lado.
Leylak sonrió en demasía al verlos llegar, dió por terminada su llamada y así acercarse a ellos. —Te ves fantástica, Samantha. —musitó alegremente.
Samantha le guiño el ojo. —Somos dos. —Leylak usaba diferentes trajes con brillo, y en esta ocasión el conjunto de color vinotinto no difería la belleza que ocultaba tras las vestiduras. No era de extrañar que Heider no mirara en otra dirección.
—¿Para mí no hay ningún alago?. —intervino Heider de manera divertida.
Samantha dirigió su mirada a él e hizo un ademán de evaluarlo de manera minuciosa. —Supongo que las horas de arduo trabajo dieron sus frutos. —le arregló el esmoquin muy parecido al de su esposo correctamente—. Tendré que contratar un limpiador.
—¿Para qué?.
Ella le dió un golpecito en el pecho. —Para toda la baba que caerá.
Heider no respondió a la cuestionante, su semblante se tornó sorprendido cuando miro más allá de Samantha. Y con una mirada curiosa la rubia se dió la vuelta.
El tono rojo golpeó sus ojos, seguidamente del rostro finamente maquillado de Camille. Toda ella golpeaba sensualidad y dominio. El corte se ajustaba a su cuerpo y terminaba de completarse con la coleta que retenía sus cabellos castaños.
Antes de que cualquiera hablara levantó sus manos en advertencia. —Ni una palabra.
Pero era obvio que nadie iba a obedecerle. Heider tenía una ceja arqueada. —¿Necesito algo más, Camille?.
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Una esposa para Malik #2 |TERMINADA|
RomancePara Samantha Müller ser la CEO de un imperio rodeado de hombres, no le a traído más que una montaña rusa de luchas y sacrificios, que la han vuelto un ser impenetrable, donde cada segundo de su vida está planificado de manera minuciosa. Una llamada...