Capítulo 54 [¿Cómo podría olvidarlo?]

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—¡No puedo creer que sea tía! —Samantha soltó una carcajada ante la exclamación eufórica de Camille.  

Lucy, quién masajeaba su vientre, sacudía la cabeza y sonreía en demasía. Samantha se encontraba reposando en una de las habitaciones del área de maternidad, completamente aislada y con el suficiente espacio para recibir a toda su familia. Aunque todos habían estado en el hospital para el momento en el que Kaled nació, con el cansancio por el trabajo de parto, cayó rendida en cuanto la trasladaron, ni siquiera tenía una clara idea de cuánto había pasado desde entonces. Desde entonces, estaba recibiendo visitas.

La cuna en la que se encontraba Kaled, estaba a un costado de la cama. Collins había dado el visto bueno para dejarlo con Samantha después de realizar el chequeo pertinente. Por el momento, el pequeño ni siquiera emitía algún sonido mientras dormía.

Samantha no podía dejar de mirar en esa dirección, sin quitar la enorme sonrisa que abarcaba su rostro. A pesar de lucir como un completo desastre, enfundada una bata de hospital y ojeras demasiado notorias. Estaba agradecida de que a nadie le importase.

—Es tan lindo. —al pie de la cuna, Lucy no dejaba de alargar su mano para tocar la mejilla. Se volvió para mirar a Samantha, con un brillo diferente en sus ojos—. Esto me pone emotiva.

—¡No te atrevas a llorar! —pinchó Camille— que nos contagiaras.

—Son las hormonas. —resopló.

—Y la medicina para ellas está afuera ¿Cierto? ¿Lo puedo llamar?

Lucy sonrió. —Déjalo estar. Por ahora, he aprendido a lidiar con ellas por mi misma. —vociferó, con un toque de burla—. Pero puedo llamar a Iker.

Definitivamente, ambas mujeres eran todo un caso.

Camille solo se abstuvo a entrecerrar sus ojos hacia Lucy, antes de dirigirse hacia Samantha. —¿Cómo te sientes?

—Como si una demolición hubiera pasado encima de mi. —contrarresto— pero puedo lidiar con ello.

—Ni siquiera has comido nada. —Camille señalo la bandeja al lado de la cama—. Debes hacerlo.

Samantha asíntio. —No tenía apetito...

—Pero debes alimentarte.

—¿Puedes pasarme la bandeja? —ella sabía que debía comer. Debía mantener una buena alimentación por Kaled.

Se removió sobre la cama, sentándose sobre ella. Sus partes bajas dolían, y era muy difícil salir de la cama sin sentir molestias.

Podía escuchar el sonido de algunas voces afuera. Sabía que Malik estaba con ellos. Su esposo no se había separado de su lado, y aún cuando se quedó dormida, él se había quedado descansando sobre uno de los sofás.

La habitación era la recepción de docenas de flores, las cuales, desde que se había despertado, no paraban de llegar. La llegada de Kaled, un varón que seguía manteniendo el legado, era el incentivo por el cuál muchos mostraban su agradecimiento hacia ella.

Reconocía, que de haber concebido una niña, la situación no sobrepasara tanta festividad. Malik no hubiera actuado distinto, sabía que sin importar el género, él se habría comportado de igual forma. Atento, cariñoso, y devoto.

Como si estuvieran conectados telepáticamente, Malik ingreso a la habitación, dejando la puerta abierta para que Iker hiciera acto de presencia. Su hermano se acercó para postrar un beso en su cabeza.

—Te ves radiante.

Oh si...

Samantha no pudo evitar reírse. —Si tú lo dices.

Una esposa para Malik #2 |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora