VIII. CELOS.
Samantha le dedicó una grata sonrisa, mientras el hombre la observaba con minuciosidad y anheló, algo que por supuesto Samantha era capaz de notar.
—A mí también me da gusto verte Jethro. —el mencionado no tardó ni dos segundos en tenerla envuelta en un cálido abrazo, que sin duda ella concedió, se deleitó un poco con el aroma que desprendía.
Una fragancia masculina y cara, que lo hacía emanar poder.—¿Cómo has estado?. —Jethro hablo suavemente contra ella.
—En mis mejores momentos. —dijo con aires divertidos cuando Jethro se retiró un poco, lo justo para observar los gestos de ella.
—Supongo que ya los conoces. —menciono Henrik. Samantha giro un poco su cabeza hacia él para asentir—. Ella es Erin Davinson.
La mujer de cabellera oscura muy parecida a Jethro sonríe ante la presentación, se acerca y le da un beso en cada mejilla.
—He escuchado de ti muchas veces, me alegra poder conocerte. Eres muy mencionada en nuestra familia. —Erin le guiño el ojo, todo esto un poco más bajo de lo normal, sintiendo la ataladrada mirada de Jethro.—Espero que sean cosas buenas. —Samantha expreso con un poco de sorpresa y curiosidad, que escondía bajo una fachada inexpresiva, que sin duda le había ayudado los últimos años.
Aunque esa fachada, estaba siendo destruida últimamente.
—No tienes ni idea. —Erin no espero respuesta, saludo a Henrik y todos tomaron su respectivo asiento.
Las siguientes dos horas pasaron en una rápida discusión, que terminó con la satisfacción y el acuerdo de ambas partes.
Samantha estaba despidiéndose de la joven Erin, cuando su celular vibró en la reluciente mesa de cristal. Con una disculpa, salió hasta el pasillo, devolviéndole la llamada a la persona que la estaba llamando incontables veces.
Sonrió sabiendo que no les podía negar nada a su sangre, por mucho que fuera fría con la gente exterior, jamás lograría sostener falsas miradas con su familia.
—¡Tía Sam!. —hablo la chica más fuerte de lo normal, Samantha alejo un poco su teléfono y espero que siguiera, pero se quedó en silencio.
—Hola Ada ¿Pasa algo?. —inquirio a sabiendas del comportamiento.
—No ¿Por qué crees eso?. —musito un poco alto de nuevo, está vez provocó la risa de Samantha.
—Ada. —provoco— tú no me llamas cuando estoy a pocos kilómetros cerca.
Se escuchó una leve risa masculina de fondo, supuso que era Christoph el responsable. —Odio que me conozcan tan bien.
—¡TOUCHÉ!. —exclamo Christoph desde la línea.
—Vete idiota, necesito hablar a solas. —se escucharon unos empujones y después una puerta cerrarse.
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Una esposa para Malik #2 |TERMINADA|
Roman d'amourPara Samantha Müller ser la CEO de un imperio rodeado de hombres, no le a traído más que una montaña rusa de luchas y sacrificios, que la han vuelto un ser impenetrable, donde cada segundo de su vida está planificado de manera minuciosa. Una llamada...