Capítulo 52 [Nikah]

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Rojo.

A veces, la gente dice que ve rojo. Como si su visión desapareciera, y solo hubiera un único tono de rojo ante sus ojos.

Nunca se ha tomado como algo verídico, pero ante muerte, guerra o el más remoto hecho de violencia. Ese es el espacio mental correcto. El giro y el impulso para llevar a cabo acciones en los que, en lugar se calcularlo fríamente, te vez manejado por la ira. La excusa para buscar, o encontrar problemas.

-Saquen a los invitados del salón. -ordenó Malik- la fiesta ha terminado.

-¿Sucedió algo? -Emilia apareció a su lado, justo cuando el segundo al mando, Abraham, le guiño un ojo a su madre y se dirigió a la fiesta para hacer cumplir la orden de despachar a la cotilla que aguardaba algún rumor o escándalo.

-Sí, una mujer ataco a Samantha. -Malik no contuvo la rabia en sus palabras.

-Y no cualquier mujer -terminó Leylak a sus espaldas por Malik- sino esa arpía de Zoraida.

En primera instancia, Emilia se sorprendió, pero luego, empezó a mostrar preocupación y molestia por los acontecimientos. -Quizá le di un mensaje equivocado a la chica al involucrarla. -negaba con su cabeza con bastante efusión, intentando pensar hasta donde había llevado su alcaguetencia- No podía decirle que no a su madre, pero a esto... ¿Dónde está la chica?

-Donde más, tía. Ordené que la llevarán a la prisión, pero antes me encargué de darle un buen merecido. Nadie se mete con la familia, y menos una resbalosa. -Leylak dio un último vistazo en dirección de Malik-. Iré a ayudar a Abraham. -sin decir más, siguió el mismo camino que su primo. Evitando a toda costa tener otra interacción con el jeque.

Sus palabras estaban claras, y si no ponía orden, terminarían usándolo como un peón. Malik no reinaba con el miedo, pero si esa era una de las cosas que tenía que implementar para que se le respetará, lo haría sin chistar por su mujer.

-¿Samantha se encuentra bien?

-No -respondió Malik con los dientes apretados. Sus respuestas eran directas y cortas, por lo nadie, a excepción de su madre, se atrevían a ponerse frente a él.

No lograba descifrar los motivos por los cuales Samantha estaba tan mal. El golpe en su mejilla era solo una parte, pero existía otra razón, la cual su esposa no quería decirle.

-¿Dónde está?

-En la habitación principal.

-Iré a ver cómo está. -Emilia colocó su mano sobre el antebrazo de él, dándole un pequeño consuelo antes de marcharse.

Malik inclino su cabeza en señal de que había escuchado sus palabras. Tras ver a Kenan darle una pequeña señal, camino detrás de su guardia principal, hacia un salón opuesto y alejado del resto.

-Están adentro.

-Bien. No dejes que nadie entre. -ordenó con voz grave, sin lugar a discusiones.

Abrió la puerta y se adentró, dejando que la misma se cerrará de golpe e hiciera eco en el pequeño espacio. Las personas que lo esperaban dentro voltearon la cabeza en dirección del jeque, quien mostraba el enojo y la furia contenida.

Mirando de reojo a la culpable de todo quien se abrazaba a su progenitora como si fuera a salvarla del castigo que se venía encima. El jeque no detuvo mucho su mirada en ella, dirigiéndose al cabecilla de la familia, observo como este sonreía pensando en que sus planes marchaban a la perfección.

Era estúpido o realmente no tenía ni una idea del infierno que se le avecinaba.

-Tuviste muchas oportunidades. Trate de ser compasivo en múltiples ocasiones, perdonándote acciones que eran injustificables y ameritaban un severo castigo. -Malik inclino la cabeza en dirección al cabecilla de la familia Sfeir- ¿Cómo me has pagado?

Una esposa para Malik #2 |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora