XI. TOQUES.
—Gracias.
Samantha desvió la mirada del exquisito menú frente a ella, para encontrarse con la oscura mirada de Jethro en ella.
—¿Por qué gracias?. —indago dejando de lado la carta.
—Por haber venido. —musito enderezando su cuerpo en el asiento—. Una mujer comprometida no suele tener mucho tiempo si no es para su boda.
Samantha noto el sabor agridulce en la pronunciación de esas palabras y el nivel de tensión que los rodeó, mordió su labio inferior cuando el mesero pidió sus órdenes.
—Cuentame un poco sobre ti. —dijo Jethro con una leve sonrisa—. Estos últimos años de tu vida ¿Que han sido?.
Le dió a la copa de vino un largo sorbo antes de dar una respuesta. —He invertido los últimos años de mi vida en las empresas, ha sido un poco aburrida ¿Y que hay de tí?.
—Soy un adicto al trabajo. —se encogió de hombros—. No tengo tiempo de hacer otras cosas.
—¿Alguna pareja? ¿Novia?.
—No, Samantha. Algunas cosas nunca desaparecen.
—Ya veo. —musito en voz baja—. ¿Cuánto tiempo estarás en Dubái?.
—Dos semanas.
Dieron por terminada la conversación cuando fueron interrumpidos por la comida, ambos se centraron en hablar cosas triviales mientras degustaban sus platillos.
—¿Sabes algo de los chicos?. —Jethro no tuvo que preguntar de nuevo, para saber de quiénes estaba interesada saber.
—Mantengo el contacto con ellos, aunque no es igual. —musitó—. Nada es igual. —recalco segundos después haciendo una pausa—. Abel y Daniel la pasan aquí en Dubái la mayor parte de su tiempo. Mila se la pasa de un lado a otro, un día está aquí en Dubái y al otro en España, es un caso perdido. —comento haciendo sonreir a Samantha—. Kalen... —toco el relog de su muñeca—. Se supone que estaría en el almuerzo. Pero creo que no me especifique muy bien con la hora.
—¿Iba a estar aquí?.
—Sabia que querías volver a verlos, aproveche el momento. —le guiño el ojo.
—¿Samantha?. —la voz ronca a su espalda la hizo sobresaltarse.
—Señor. —comento levantándose del asiento para saludarlo, el hombre de complexión corpulenta tenía la mirada clavada en ella, aunque escaneaba el entorno.
—Solo Raheem, Samantha. Un gusto verte de nuevo. —como un gesto cordial llevo la delicada mano de ella a sus labios, tal como un gobernante y dirigente lo haría.
—¿Que hace por aquí? Escuche de su viaje repentino a su región. —Samantha observo el turbante de Raheem, recordando a Malik en el porte, sacudió su mente de esos pensamientos.
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Una esposa para Malik #2 |TERMINADA|
RomancePara Samantha Müller ser la CEO de un imperio rodeado de hombres, no le a traído más que una montaña rusa de luchas y sacrificios, que la han vuelto un ser impenetrable, donde cada segundo de su vida está planificado de manera minuciosa. Una llamada...