Capítulo 30 [Piezas]

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XXX. PIEZAS.

Las semanas empezaron a transcurrir favorablemente para Samantha. Quién ya con 15 semanas de embarazo, lucia más jovial y desestrezada.
Su vientre era muy notable, al igual que los movimientos diarios del bebé, las cuales por el tiempo de gestación solo ella podía sentirlos. 

—¿Interrumpo algo?. —la suave y pasiva voz de Collins la trajo de vuelta a la realidad.

Bajo el bolígrafo que apuntaba a la carpeta de dibujo frente a ella. Se había sumergido viendo el paisaje, que ni siquiera supo en qué momento dejó de trazar.

—No. —exclamó Samantha, girandose para mirarla en el momento que colocaba un vaso de jugo para ella en la mesa—. Estaba intentando darle forma. —rrspondio, señalando el boceto.

Collins se inclinó más a ella, con el fin de observar cada detalle del paisaje que había plasmado. Dibujar habia sido una de las pasiones de Samantha, cuando estaba en la niñez y pre adolescencia, pero luego de todos los suburbios que su vida enfrentó, se había renegado a sí misma levantar un lápiz.

En su viaje a la hacienda Müller, había encontrado dicha carpeta guardada en lo que fue su antigua habitación. Tuvo muchas emociones encontradas, y en su mayoría, se dejó guiar por sus instintos, por lo que la guardo y la trajo consigo a Dubái. Quizá por que sabía que empezaba a estar lista para reencontrarse con esa parte de su pasado.

—(exclamación en alemán). —Collins expresó asombrada al ver su creación—. Cada día me sorprendo con tus creaciones.

Samantha no pudo evitar sonreír al halago de su acompañante. —No exageres.

—Solo digo la verdad. —Collins le contradijo—. Tienes mucho talento.

Samantha tomo un sorbo de jugo. —Lo estoy tomando como un pasatiempo.

—Me parece muy bien, tienes que estar tranquila y desestrezada. —le recordó por enésima vez desde su estadía.

—Lo sé. —inquirió levantando su vaso—. Salud por eso, Evolet.

Collins dejó escapar una risita. —Salud, señora Sabbagh. —ambas chocaron sus vasos y tomaron el contenido rápidamente.

Al paso de algunos minutos y de algunas frases aleatorias, ambas mujeres tomaron sus pertenencias y caminaron de nuevo a la mansión. Decididas a alistarse para el almuerzo que Samantha tendría con Asher y Melina en pocas horas.

Samantha se adentró a la habitación y dejó sobre la mesita de noche la libreta y su lápiz de dibujo. Se quedó observando los detalles con una sonrisa en su rostro. Cada día lograba sentirse más llena de vida, como si hubiera estado en la oscuridad, y poco a poco la luz hubiera empezado a embargar su vida.

Pudo sentir leves movimientos del bebé en su vientre, y tras eso puso sus manos en él para sentirlos más notorios.

Al parecer, una de las cosas favoritas del bebé es escuchar a su padre hablarle. Con solo el sonido de su voz, el bebé empezaba a moverse con inquietud.

Una esposa para Malik #2 |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora