Para Samantha Müller ser la CEO de un imperio rodeado de hombres, no le a traído más que una montaña rusa de luchas y sacrificios, que la han vuelto un ser impenetrable, donde cada segundo de su vida está planificado de manera minuciosa.
Una llamada...
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XXIX. VERDAD.
—Gracias por venir. —exclamó Camille al abrir la puerta de su penthouse y ver a Malik en toda su gloria, junto a su seguridad. Le brindo una sonrisa amable—. Pasa.
Él asintió antes de pasar, junto con otros hombres que le seguían el ritmo. —¿Pasa algo, Camille?. —indagó todavía confundido.
Ella suspiró, y por el aspecto que tenía pudo denotar que no había dormido lo suficiente. El atisbo de ojeras podía ser un claro ejemplo de eso. —Vamos a la sala. Te explicaré el porqué te pedí que vinieras.
Malik asintió y ambos se encaminaron a su destino, en la sala de estar, Lucy tomaba un sorbo de café de manera lenta y premeditada.
—Buenas tardes, señor Sabbagh. —Lucy se levantó y le brindo un saludo formal, optaba por la formalidad cuando rebosaba en ansiedad y estres—. Gracias por venir.
—Buenas tardes, puedes llamarme Malik, Lucy. —esta asintió, antes de que se sentase a esperar que ambas mujeres hablaran.
Camille carraspeo con bastante notoriedad, y luego se llevó las manos a la cara. —No se como vamos a iniciar con esto.
—Se trata sobre Samantha ¿No es así?. —al ver que se quedaron calladas supuso que estaba en lo cierto—. ¿Que pasa con ella?.
Lucy fue la siguiente en hablar. —No sabemos cómo iniciar, ya que esto viene desde hace años. —respiro dejando su café, clavando su mirada en su taza—. Nunca entendí las alianzas, hasta hace unos meses.
—¿A que alianzas te refieres?.
Camille le extendió una carpeta, la cual el tomo y desplegó ante la vista de ellas. Se topó con la vida personal meticulosamente detallada de la familia Lacroix, y tras varios minutos de hojear seguía más confundido que al principio.
—Este es un archivo de la familia paterna de tus hijos, Camille. —dijo Malik—. Me parece bien que los haya investigado.
—No los investigo ella. —Lucy habló esta vez—. Esa carpeta la tenía mi madre.
—¿Por que tendría tu madre esto?. —dijo colocándola en la mesa frente a ellos.
—Es algo a lo que no tengo respuesta. Mi madre es muy reservada con sus cosas personales, a salvo esto que lo encontre en una de mis visitas a Los Ángeles. —le extendió otra carpeta, marcada con otro color—. Junto con esto.
La siguiente eran muchas fotos de Samantha, cada una ubicada correctamente por orden, desde ser una recién nacida hasta lo que parecía ser en su estadía en Estados Unidos. No pudo evitar sentir un escalofrío al ver tal cosa.
Al poner las dos carpetas juntas, notaba las similitudes entre Samantha y esa familia, lo había hecho desde que los vio por primera vez.
