Creo que todavía estaba temblando por ese encuentro, ¿quién era ese hombre y por qué me sentía así? No puedo enamorarme, no quiero volver a pasar por eso.
Basta, Meredith, él no se enamorará de ti. Es cierto, ¿por qué se enamoraría de mí? Yo sólo tengo problemas para ofrecer, nada bueno. Además, probablemente lo vuelva a ver en la graduación y nunca más. No tenía que hacerme la cabeza con cosas que no van a pasar.
—¿Qué rayos te pasó?— preguntó Anna al verme llegar. La miré sin entender— Tienes cara de haber visto un fantasma.
Uno muy lindo.
—No me pasa nada, sólo tuve que hacer una mudanza de último momento— me excusé; si Anna sabía de mi encuentro con Felipe no iba a dejar de molestarme cuando lo veamos en la graduación.
—Ve a maquillarte— me ordenó.
Obedecí y fui a que me arreglen para la gran noche. Al terminar me puse el vestuario y ya estaba lista. Me miré en el espejo y quedé contenta con el resultado; mi cabello rubio estaba recogido en un rodete al costado acompañado de una flor, tenía un vestido negro con detalles en rojo y, por supuesto, mi boca estaba pintada del mismo color.
—Estás preciosa— me dijo Anna.
—Lo mismo digo, pareces salida de una película de Barbie— lo decía en serio, tenía un vestido rosa decorado con pequeñas flores.
—En 2 minutos a escena— dijo alguien.
—Rómpete una pierna— le dije a Anna antes de que se vaya.
Me asomé entre los telones para ver el espectáculo; el teatro estaba lleno de espectadores. De repente, me entraron los nervios. No lo iba a lograr.
—Te va a salir genial. — dijo mi profesora, sabiendo que me había aterrado— No dejes que los nervios te impidan disfrutar. Y si algo sale mal, ¿cuál es el problema? Lo importante es que disfrutes tu último baile.
La miré con agradecimiento y me dejó sola. Era mi turno, tenía que salir a escena. Agarré las castañuelas1 y salí al escenario. La música empezó y olvidé los nervios para disfrutar. Ya no había nadie, éramos el baile y yo. Volví a la realidad cuando escuché los aplausos, supongo que no lo había hecho tan mal. Agradecí y las demás bailarinas se unieron a mí para saludar al público.
—Estuviste genial— le chillé a Anna una vez fuera del escenario.
—Igual que tú— chilló también— ¡tenemos que festejar con los demás!
—Está bien— dije no muy convencida. Me llevaba bien con los demás bailarines, pero no sé si lo suficiente como para salir con ellos.
—¡Felicitaciones!— gritó América, nuestra amiga— ¡Son las mejores!
Nos abrazamos las tres.
—Esto hay que celebrarlo— exclamó América.
—Ay ya quedamos con los chicos del conservatorio— se excusó Anna
—Bueno, pero tenemos que festejarlo. — exclamé— ¿Qué les parece el próximo fin de semana?
—Está bien, es un plan. — dijo Mare— Las quiero bien ebrias en un bar.
—Son una mala influencia para mí— me burlé.
Todas sabíamos que era la que más bebía del grupo.
—Me parece que es al revés— rió Anna y nosotras nos unimos.
A pesar del buen momento, quería salir de ese lugar; demasiadas personas gritando no era muy lo mío.
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Un nuevo camino
ChickLitMuchas veces buscamos un nuevo comienzo, el problema es que no nos damos cuenta que, para lograrlo, debemos superar las cosas que nos llevaron a buscar ese comienzo. La necesidad de encontrar algo nuevo. Parece un juego de palabras, pero es la reali...