Capítulo 38

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Pagué el taxi y entré al aeropuerto de Barcelona. Me dirigí al sector que me correspondía y divisé a lo lejos a Mare y Annie; las lágrimas empezaban a hacer mella en mí. Las iba a extrañar tanto. Me acerqué a ellas y nos abrazamos.

—Oh, te extrañaremos un infierno— dice Annie.

—Y yo a ustedes.

—Adiós, ropa de Mer, fue bueno mientras duró pero ahora nos tenemos que separar— le dice Mare a mi valija, provocando que riéramos.

—Me cobrarán exceso de equipaje de nuevo.

—Yo puedo quedarme con una parte, no tengo problema.

—Basta, Mare— le dice Anna llorando.

Me acompañaron a hacer el check-in. Tuve que mostrar mi visa, mi pasaporte, mi documento y los papeles que acreditaban que me extendían una visa de trabajo. Finalmente, me dieron mi pasaje y pude volver con las chicas.

—Creo que hasta me preguntaron cuál es mi talla— dije exhausta.

—No quieren que seas una inmigrante ilegal. Es un país muy estricto con las leyes.

—Annie, no me hagas la abogada— río.

Ella bufó pero sabíamos que eso le divertía.

—Oh, ¿qué haré ahora sin tí?— gime mi rubia amiga.

—Me extrañarás, Mare. Al igual que yo a tí— le respondo.

—Se acerca la hora— avisa An.

—¿No hay ninguna chance de que te quedes? Podemos patearle el trasero juntas hasta que se de cuenta que su lugar es a tu lado.

—Oh, Mare. Te adoro tanto, pero no puedo quedarme; no es sólo por él.

Ni siquiera podía mencionar su nombre.

—Él te ama realmente— agrega Anna.

—Lo sé y yo lo amo a él, pero ya tomó una decisión y no es conmigo con quien estará. No cruzará esa puerta y me pedirá que me quede con él porque me ama. Este no es el final de una novela; es la vida real donde esas cosas no suceden. Vine a Barcelona buscando un nuevo comienzo, pero cometí el error de no cerrar los asuntos pasados. No volverá a pasarme eso; aunque me duela, mi relación con Felipe está terminada.

Me dolía decir esas palabras y estaba segura que las decía para creérmelas yo misma que para convencerlas. 

—No dudes de nuestro apoyo; si crees que es lo mejor para ti, entonces te apoyamos completamente. Y si llegas ahí y te das cuenta que no fue la mejor decisión, te esperaremos aquí con los brazos abiertos.

—Gracias, Mare. Aprecio mucho su apoyo.

—El último mes fue rarísimo sin tu presencia todos los días y, cuando te fuiste a Francia, sufrí muchísimo tu ausencia. No me quiero ni siquiera imaginar cómo será tenerte del otro lado del mundo pero te extrañaré muchísimo, me harás mucha falta. ¿A quién le preguntaré qué ponerme? ¿A quién despertaré a las 6 de la mañana para que me acompañe a trotar? ¿Quién me aconsejará sobre qué hacer con Henry?

—Oh, Annie. Gracias por ser tan buena conmigo, no pude haber encontrado mejores amigas. Y con Henry te puedo aconsejar ahora; no lo pierdas. Si realmente lo quieres, no lo pierdas; luchen por su amor. Felipe y yo no pudimos hacerlo, los problemas fueron demasiados grandes para nosotros y no los pudimos sortear. Sé sincera, contigo misma y con él.

Ella me asintió con lágrimas en los ojos, sabía que ese tema le dolía todavía.

—Ya no podrás comer mis tortas, no podré retarte por no comer, no me podrás pedir consejos de moda. No estaré para asistir alguna emergencia porque tienes una cita con un chico guapo. Mi compañera de estudios, mi amiga, mi hermana. Ya nada será igual.

Un nuevo caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora