Capítulo 21

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—Te extrañé— dice Felipe y me da un beso.

—También yo, demasiado.

—¿Te puedo hacer una pregunta?

Asiento.

—¿Tyler no era gay?

Suelto una carcajada.

—Parece que no, que está de acuerdo con ambos sexos.

—Lo siento por pegarle. Cuando escuché lo que le estaba diciendo Anna me enojé muchísimo. No sólo se aprovechó de tu situación sino que pudo hacer que te pelees con tu mejor amiga. Y Anna es una gran chica, no se merece sufrir por alguien así. Además, él se había acostado con mi chica...

—¿Cuál es tu defecto?— pregunto.

—Tengo muchos, pero no te los diré. Ya estuve mucho tiempo sin tí, ahora sólo me quiero quedar en la cama contigo toda la noche.

Me sienta arriba suyo y empezamos a besarnos, lo había necesitado muchísimo.

—Señor Mills.

Se escucha la voz de Max del otro lado de la puerta y paramos nuestro beso.

—Sus padres están aquí.

Me paralizo.

—Bueno, señorita Robbins. Creo que conocerá a mis padres— susurra en mi oído.

—Pero Felipe no puedo conocer a tus padres así. Debo tener los ojos hinchados de llorar y estoy segura que mi pelo dice que me acabo de acostar con su hijo.

Él ríe pero yo no le encuentro la gracia.

—¿Te parece si nos bañamos? Pero no puedes entretenerte con este bello cuerpo.

—Créeme que lo que menos pienso con tus padres aquí es en tu bello cuerpo— digo y me levanto para ir al baño.

—Tranquila— me besa y entramos a la ducha.

—No puedo creer que me hayas convencido de esto— digo una vez que salimos de la ducha.

Me miro en el espejo y mi cara no se ve tan mal, casi no parece que tuve un ataque de pánico 2 horas antes. Me pongo la ropa con la que vine y un poco de tapa ojeras y rímel. Así disimularía un poco.

—Estás perfecta, tranquila.

—¿Dónde están mis zapatos?— le pregunto.

—En la sala de estar.

Lo miro con los ojos abiertos como platos.

—¿En la misma sala en donde ahora están tus padres?

—Meredith, escucha. Tranquila, mi madre no es como una suegra común. No esperes nada de ella; ni afecto ni odio. Ahora verás lo que te digo.

Asentí y salimos; no podía evitar estar nerviosa de todos modos.

—Mamá— saluda Felipe al entrar a la sala.

Una mujer de unos 50 años se levanta del sillón para recibir a su hijo. Es una mujer muy elegante; su cabello rubio está recogido en un rodete bajo, tenía un vestido verde y una chaqueta.

El hombre a su lado era más grande que ella y parecía vestir más informal. Tenía un pantalón y un sweater.

Ninguno parecía notar mi presencia.

—Mamá, Luke, ella es Meredith, mi novia— me presenta Felipe y sonrío tímidamente.

—Un gusto, Meredith. Soy Lilian— me saluda la madre.

Un nuevo caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora